Tras 25 años de existencia, parecía que nada podía acabar con Gran Hermano. Ni siquiera las polémicas más truculentas y abominables. Sin embargo, ha hecho falta otro reality show aún más disparatado para que aquel primer experimento social haya sido finalmente cancelado. El responsable de acabar con el gigante ha sido La Casa de los Gemelos, un programa sin pies ni cabeza que se transmite en directo en Kick y Youtube.
Los responsables del formato son Carlos y Daniel Ramos, conocidos por su canal de YouTube Zona de Gemelos. En cuanto a los concursantes, básicamente son personajes conocidos, bien por haber participado en otros reality shows, bien por tener canales conocidos de TikTok.
Posiblemente, la gran diferencia entre La Casa de los Gemelos y Gran Hermano, además de no emitirse directamente en televisión, es que de momento está esquivando la censura a pesar de la aparición explícita de drogas, insultos graves y peleas por las que ha sido necesario introducir un guardia de seguridad para poder seguir con el programa. A pesar de lo rocambolesco que resulta todo, el reality ha llegado a acumular más de 600.000 usuarios en tiempo real. ¿Pero por qué? ¿Qué tienen estos programas para atraer a tantas personas?
La psicología del reality show
Para empezar, La Casa de los Gemelos influye en los espectadores de un modo parecido a como lo hace cualquier reality show.
Hay dos motivos principalmente por los que tantas personas disfrutan de este tipo de programas. Por un lado, ofrecen un escape. Ver lo que parece la vida cotidiana de otras personas puede ayudarnos a escapar de la nuestra. Una película de superhéroes o un drama histórico pueden resultarnos entretenidos, pero nos cuesta más ver las vidas de los personajes como una forma de evadirnos de las dificultades de las nuestras, porque se ve demasiado fantasioso. En cambio, con un reality show, aunque las vidas que vemos sean radicalmente distintas a las nuestras, sí que sentimos que podríamos conocer a esas personas, por lo que es más fácil sumergirse en sus historias. Además, esa conexión es más emocional que racional y eso también nos genera placer.
Por otro lado, siguiendo en la línea del placer, los reality shows activan muchísimo nuestros sistemas de recompensa. Nos ayudan a experimentar el mundo sin necesidad de movernos el sofá. Los humanos somos animales sociales. Para nosotros es bueno ver y entender todo tipo de personalidades. Por eso, socializar, salvo que tengamos algún tipo de ansiedad social, suele ser placentero para nosotros. Se activan los sistemas de recompensa y nuestro cerebro libera dopamina, que nos provoca una ligera sensación de dependencia. Necesitamos volver a sentir el placer generado por la dopamina, por lo que volvemos a buscar eso que la impulsa. Así, socializamos más y más, algo que es bueno para nosotros evolutivamente.

Los reality shows, básicamente, imitan esa socialización. En realidad no estamos físicamente con esas personas, pero podemos seguir sus vidas, cada uno con su personalidad, por lo que nuestro cerebro también genera dopamina. Lo que ocurre es que en este caso tenemos esas vidas tan al alcance de la mano que podemos llegar a la adicción, algo que ocurre cuando buscamos ese estímulo de la dopamina con demasiada regularidad. Así que, ya sabes, sea La Casa de los Gemelos o cualquier otro reality, ten cuidado con engancharte.
¿Qué pasa en el caso concreto de La Casa de los Gemelos?

Las personalidades de los concursantes de La Casa de los Gemelos son de lo más estrambóticas. Algunos, si los conociésemos en persona, podrían parecernos incluso desagradables. Sin embargo, nos ocurre algo parecido como lo que pasa con las películas de terror. Lo que en persona se convierte en una experiencia desagradable, en la tranquilidad del sofá es una forma de experimentar con nuevas situaciones y personalidades. Incluso con aquellas que socialmente nos puedan generar rechazo. Esa novedad y relación con lo prohibido también puede ser atractiva y, de nuevo, generar dopamina. Pero cuidado. No todo lo que genera dopamina es bueno. También generamos dopamina con el sexo o al comer chocolate. Eso nos aporta beneficios. Lo de ver La Casa de los Gemelos ya es otra cuestión.

