A veces, hacer ejercicio físico puede ser muy frustrante. Las redes sociales están llenas de frases con eslóganes que nos invitan a dar el máximo para conseguir los resultados que buscamos. Aunque muchas inciden en que es mejor la técnica que la intensidad, sí que apelan a la constancia, la fuerza de voluntad y el esfuerzo para lograr objetivos. El problema es que alguien mayor o que no ha hecho ejercicio físico nunca o que acaba de salir de una lesión no tiene tan fácil todo eso. Incluso puede que tu caso no sea ninguno de esos, pero que la vida te impida esos entrenamientos espartanos que a veces nos pintan como perfectos. Por eso, puede que necesites unirte a la zona cero. Esa región de las zonas de ejercicio marcada por un ejercicio tan suave que algunas personas ni siquiera lo considerarían ejercicio.
Pero sí lo es. Cada vez hay más estudios que aseguran que el ejercicio suave de la zona cero puede acarrear muchos beneficios a quien lo practica. Es suficiente para obtener beneficios a nivel cardiovascular y mental. Lógicamente, si lo que se buscan son resultados físicos o unos beneficios aún más extremos, se necesitaría ir a zonas de ejercicio más elevadas. Sin embargo, también puede que por intentarlo nos frustremos y nos quedemos en el camino. Habría sido mejor permanecer más tiempo en la zona cero.
Tom Brownlee, profesor de ciencias del deporte en la Universidad de Birmingham, ha publicado en The Conversation un artículo en el que habla de todos esos beneficios que no conocemos de la zona cero. Vamos a verlos, pero antes, empecemos por el principio.
¿Qué es la zona cero?
En realidad, no hay un gran consenso acerca de la definición de zona cero. Cuando hablamos de zonas de ejercicio, la zona uno sí que está bien definida. Con ella se hace referencia a cualquier ejercicio físico que nos suponga un esfuerzo de entre un 50 % y un 60 % de la frecuencia cardíaca máxima. La zona cero, por lo tanto, estaría muy por debajo. Se trata de un ejercicio muy suave, en el que las pulsaciones se elevan, sí, pero no demasiado.

Algunos expertos, como el propio Brownlee, lo definen como un ejercicio físico que puedes realizar mientras hablas con otra persona, sin ahogarte. Eso incluye paseos suaves, algunos estiramientos de yoga o incluso trabajar en el jardín o limpiar la casa. Estás moviéndote, pero no llevas tus pulsaciones muy hacia arriba.
¿Para quién está indicado?
Si nunca has hecho ejercicio físico, es buena idea que empieces por la zona cero. Esto es aplicable para cualquier persona, pero sobre todo para las de más edad. Porque nunca es tarde para empezar a practicar ejercicio físico y extraer sus beneficios, pero a partir de ciertos años es mejor empezar poco a poco.
La zona cero también sería recomendable para alguien que acaba de salir de una lesión o incluso para los días de descanso de deportistas más entrenados. Puede que un paseíto sea mejor que pasarse el día en el sofá. Pasa lo mismo con personas muy sedentarias, que pasan muchas horas trabajando sentadas, por ejemplo. ¿Qué es mejor? ¿Acabar de trabajar y correr a tumbarte en el sofá o salir a dar un paseo tranquilo? La respuesta está clara.
Si cualquiera de estas personas intentase ir directamente con zonas de ejercicio muy elevadas, podría cansarse o, pero aún, lesionarse. Por eso, hay casos en los que la zona cero se puede considerar incluso mejor que el resto.
¿Cuáles son los beneficios de este ejercicio suave?
Brownlee cita estudios en los que se señala que el ejercicio suave puede ayudar a mejorar parámetros asociados a la circulación, los niveles de azúcar o el bienestar mental, entre otros. También previene las enfermedades cardiovasculares.

Además, es muy beneficioso para reducir la tensión y el estrés del día a día, pero sin quitarnos mucha energía. Puede ser beneficioso para personas con vidas muy ajetreadas. Volvemos al trabajador que termina su jornada y sale a dar un paseo. Si después tiene que pasar la tarde lidiando con sus hijos pequeños, quizás una sesión extenuante de gimnasio no le deje con suficientes energías. Eso no quiere decir que tenga que mantenerse toda su vida en la zona cero, pero los días más intensos puede ser una gran opción.
En definitiva, el ejercicio en zona cero siempre será mejor que cero ejercicio. Es mejor movernos poco que no hacer nada. Lógicamente, si queremos ver resultados físicos tenemos que poner a prueba los músculos. Levantar peso, subir repeticiones, aumentar de peso… Siempre dentro de unos límites, claro. Pero si la vida se te hace bola o no has levantado una pesa en tu vida, esta puede ser una grandísima opción. Bienvenido o bienvenida a la zona cero.