Ya puedes ver en casa la película de Mickey Mouse que Disney jamás hubiera permitido rodar

Ya puedes ver en casa la película de Mickey Mouse que Disney jamás hubiera permitido rodar

Mickey Mouse, símbolo imperecedero de Disney, pasa por momentos complicados desde 2024. En específico, cuando su versión del corto de 8 minutos, Steamboat Willie de 1928, pasó al dominio público. Por lo que la empresa perdió todos los derechos sobre la reproducción y uso de su imagen. Como era de suponer, de inmediato hubo una serie de proyectos alrededor de la emblemática figura. Y, como no podía ser de otra manera, la inevitable película de terror protagonizada por el personaje.

Se trata de un fenómeno que no hace más que crecer. Que, de hecho, se ha vuelto cada vez más popular en el cine durante el último lustro. El primer proyecto, fue el ya icónico que involucró a Winnie The Pooh en el brutal slasher Winnie-the-Pooh: Blood and Honey de 2023. La cinta, dirigida por Rhys Frake-Waterfield, se volvió una novedad popular en el género de terror. Y a pesar de ser criticada por absurda, se volvió un modesto fenómeno. Que, a su vez, dio origen a toda una saga en la que los diferentes amigos del clásico osito mielenero se pasan al cine de terror de las formas más gamberras y siniestras, imaginables.

Por lo que la llegada de Mickey Mouse al ámbito de terror solo fue cuestión de tiempo. Screamboat: El barco del terror de Steven LaMorte, llegó a los cines en abril de este año y aunque no recibió una crítica especialmente entusiasta, sí logró sorprender. Eso, al convertir al querido Mickey Mouse en una criatura de pesadilla, capaz de los actos más violentos, aborrecibles y truculentos. ¿Un dato curioso? La entidad, creada a partir de efectos prácticos y digitales, está interpretada por David Howard Thornton, el famoso Art, el payaso de la trilogía Terrifier

Una historia siniestra para un personaje infantil

Steven LaMorte no pretende engañar a nadie. Sabe perfectamente el tipo de película que está haciendo, y Screamboat: El barco del terror no intenta escapar de su naturaleza absurda. A diferencia de muchos productos de explotación que se disfrazan de homenaje, esta cinta abraza su ridiculez como si fuera una virtud estética. Su protagonista humana, Selena (Allison Pittell), es una diseñadora de moda agotada que intenta sobrevivir en una Nueva York tan exagerada que parece salida de un musical de los años treinta.

A bordo del ferry de Staten Island, se cruza con un grupo de mujeres vestidas como princesas de Disney: hay ecos de Ariel, Jasmine y compañía, aunque aquí su cuento termina con más vísceras que canciones. Cada aparición de estas princesas urbanas parece un dardo directo al corazón del emporio de Walt Disney: la fábrica de sueños convertida en matadero. Es un gesto insolente, casi punk, que hace que la película funcione como sátira incluso cuando sus efectos digitales claman por misericordia.

Risas y salpicaduras de sangre

El mayor problema —y a la vez, su mayor chiste involuntario— es Willie o mejor dicho, Mickey Mouse. La criatura digital parece flotar en pantalla como si ni siquiera compartiera el mismo aire con los humanos. Es torpe, brillante, y tan poco creíble que por momentos recuerda a los enemigos descartados de Space Jam. Thornton, oculto bajo capas de látex y CGI, hace lo que puede, ofreciendo un humor físico grotesco que compensa la falta de realismo. LaMorte probablemente sabe que el truco visual no engaña a nadie, y lo explota con gusto: la distancia entre el asesino y sus víctimas no solo es técnica, sino conceptual. Este ratón no pertenece al mundo real, pero tampoco al animado. Es un glitch cinematográfico con cuchillo, una criatura atrapada entre dos dominios —el público y el digital—. Tal vez esa sea la mejor metáfora de la película.

Con una premisa semejante, el humor se balancea entre lo absurdo y lo autoconsciente: Willie tararea Pop Goes the Weasel en lugar de melodías de Disney, y las referencias más obvias se convierten en chistes internos sobre copyright y decadencia cultural. No es una película buena, pero tampoco pretende serlo. Es el equivalente cinematográfico de un meme con presupuesto: breve, grotesco y divertido en la medida justa. Su mayor mérito es recordar al espectador que el terror puede ser, también, un acto de vandalismo cultural. 

Dónde ver ‘Screamboat: El barco del terror’ en streaming

Aunque su paso por salas no fue del todo desdeñable — se estrenó en 600 salas estadounidenses y recaudó unos decentes dos millones—, a la película le ha llevado tiempo llegar a otros formatos. Por lo que supuso que transcurrieran algunos meses que, finalmente, engrosara el catálogo —o en este caso, el servicio de alquiler y compra VoD— de varias plataformas. De hecho, todavía no se incluye en ninguna suscripción, pero se puede comprar y alquilar a un módico precio.

En Prime Video, puedes alquilar la cinta por 3,99 euros o comprarla por 11,99 euros. Al otro lado, Apple TV+, cuál puedes alquilar por 4,99 euros o comprarla por 9,99 euros. En ambos casos, una cifra módica para disfrutar de esta rareza del cine de terror en la comodidad del hogar. 


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