Ya empieza la época de virus respiratorios estacionales en el hemisferio norte y, con ella, época de vacunas. En España, por ejemplo, ya se están poniendo la vacuna de la gripe y la de la COVID-19 a personas mayores y otros pacientes de riesgo. Ambas han demostrado ser esenciales para reducir los contagios en esta temporada en la que son tan comunes. Su uso está más que justificado, pero algunas personas acuden a recibirla algo temerosas por sus posibles efectos secundarios. Aunque estos suelen ser leves, a veces son bastante molestos. Por eso, no está de más buscar formas de reducirlos. En muchas ocasiones son inevitables, pero en otras pueden prevenirse hasta cierto punto con algo tan simple como cuidar la alimentación.
Por eso, en Medical News Today han entrevistado a tres profesionales de tres áreas distintas: la dietista Michelle Routhtenstein, la terapeuta nutricional Elena Rolt y la ingeniera genética Sebnem Ünlüisler. Todas ellas dieron algunos consejos sobre alimentos que se pueden consumir antes y después de recibir la vacuna de la gripe. Aunque lo hicieron desde sus distintas especialidades y con argumentos relativamente diferentes, los nutrientes escogidos fueron los mismos para todas.
Y es que, al final, la clave está en la hidratación, la fibra, las proteínas y los carbohidratos. Si a todo eso, además, le añadimos algunos antioxidantes y una buena dosis de probióticos, tenemos un cóctel perfecto para disminuir los efectos secundarios y mejorar la eficacia de la vacuna de la gripe.
Antes de la vacuna de la gripe, es muy importante la hidratación
Muchas personas se marean al recibir la vacuna de la gripe o cualquier otro pinchazo similar. A veces es una cuestión de fobias. El miedo a las agujas está de lo más extendido y uno de los síntomas puede ser justamente esa sensación de mareo causada por la ansiedad. También nos encontramos con el efecto nocebo y la histeria colectiva. Estos fueron muy comunes en los inicios de la campaña de vacunación contra la COVID-19.
En aquella época las redes sociales estaban repletas de personas hablando sobre sus efectos secundarios, que no dejaban de ser los normales con cualquier vacuna. Lo que ocurre es que normalmente no se cuentan. Empezó a difundirse el mensaje de que causaba mareos, de modo que estos se hicieron cada vez más habituales. O al menos se contaban más. En estos casos tiene lugar el efecto contrario al placebo. Se mencionan tanto los efectos adversos de un fármaco que muchas personas los somatizan directamente. En cuanto a la histeria colectiva, es algo que ha ocurrido toda la vida. No es nada raro que, cuando se vacuna a los niños en un colegio, si el primero se marea un porcentaje muy alto de los siguientes lo haga también, por pura sugestión.

Por otro lado, con las vacunas puede producirse un mareo por síncope vasovagal. Este se produce por una reacción exagerada del cuerpo a ciertos desencadenantes, como ver sangre o recibir una inyección. Cuando esto ocurre, se produce una disminución súbita de la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, dando lugar a mareos que pueden terminar en desmayos. Es algo totalmente benigno, aunque se debe prestar atención a posibles malas caídas a causa de los desmayos.
Sea como sea, los expertos entrevistados por Medical News Today coinciden en que, para prevenir mareos de cualquiera de estas índoles, la hidratación es esencial. Además, es importante mantener constantes los niveles de azúcar en sangre. Para ello, sería útil tomar justo antes de la vacuna un snack que incluya proteínas y carbohidratos complejos. Podría ser, por ejemplo, un plátano con mantequilla de cacahuete o un yogur con avena.
¿Qué ocurre después?
El papel de las vacunas es imitar la infección de un patógeno, de tal modo que el cuerpo genere una primera respuesta defensiva y una memoria inmunitaria para cuando se produzca una infección real. Vamos a verlo con un ejemplo.
Si contraemos la gripe, nuestro sistema inmunitario actúa en primer lugar con unos anticuerpos inespecíficos que actúan como primera línea de defensa, pero después se producen otros anticuerpos especializados en ese virus concreto, que no solo actúan en el acto, sino que se convierten en guardianes a la espera de una nueva llegada del virus. Con la vacuna de la gripe ocurre lo mismo, pero sin pasar por la enfermedad. Solo se imita la infección.
Este proceso inmunitario va acompañado de estrés oxidativo e inflamación. Es totalmente natural y podría verse como un incordio necesario. Debemos pasar por ahí para que se produzca una buena respuesta inmunitaria, pero a veces puede ser muy molesto. Es la causa de la mayoría de efectos secundarios de este tipo de vacunas.

¿Qué debemos tomar entonces?
Ante esta situación, los expertos recomiendan, lógicamente, una dieta rica en compuestos antioxidantes. Estos no interfieren en la respuesta inmunitaria, pero sí minimizan sus efectos indeseados. Además, es útil consumir proteínas, ya que favorecen la síntesis de anticuerpos, y fibra y probióticos, pues ayudan a modular la respuesta inmunitaria.
Para tener todos estos nutrientes, después de recibir la vacuna de la gripe podemos tomar una sopa de pollo con verduras. El pollo aporta la proteína y las verduras la fibra. Por supuesto, se puede sustituir el pollo por tofu o alguna otra proteína vegetal en el caso de personas veganas o vegetarianas. Ambos tipos de proteína son igual de saludables. En cuanto a la fibra, se pueden añadir champiñones, que son muy ricos en betaglucanos, una fibra soluble muy beneficiosa en estos casos. Para terminar, si de postre tomamos un yogur con arándanos, tendremos probióticos y una buena dosis de antioxidantes.
Por supuesto, no debes dejar de hidratarte después de recibir la vacuna de la gripe. Mantener el volumen sanguíneo ayuda a transportar mejor los nutrientes necesarios para tener la mejor de las respuesta inmunitarias, con menos efectos secundarios.
La magia no existe
¿Quiere decir todo esto que comiendo todo lo mencionado no vamos a tener ningún efecto secundario después de la vacuna de la gripe? Para nada. La alimentación adecuada puede ayudarnos a amortiguarlos, pero no siempre los va a evitar. De todos modos, por lo general, son efectos secundarios leves y duran muy poco. Además, son un indicador de que nuestro cuerpo está reaccionando a la vacuna (aunque no te preocupes si no tienes ningún efecto secundario, no quiere decir que no te haya funcionado la vacuna).

No hay recetas infalibles, pero sí algunos consejos para llevar mejor la situación. Lo importante es que te vacunes si perteneces a un grupo de riesgo o convives con personas que lo sean. La alternativa puede ser mucho peor que unos pocos efectos secundarios.

