Vacuna del herpes zoster: cómo funciona, quién se la debe poner y mucho más

Vacuna del herpes zoster: cómo funciona, quién se la debe poner y mucho más

Puede que hayas oído que ha empezado una nueva campaña de vacunación contra el herpes zóster, pero tengas dudas algunas dudas al respecto. ¿Cuál es la diferencia entre la vacuna del herpes zóster y la de la varicela? ¿Debe ponérsela todo el mundo? ¿Cuánto dura?

Algunas comunidades autónomas están haciendo un llamamiento a personas de 65 años para la vacunación. No 64 ni 66: solo 65. Esto resulta bastante curioso, como también lo es que se esté haciendo igualmente un llamamiento a personas mayores de 18 años que tengan el sistema inmunitario debilitado, independientemente de si ya se pusieron la vacuna de la varicela. ¿No se supone que el virus es el mismo? ¿Por qué hacen falta vacunas distintas?

Para entender todo esto debemos conocer las diferencias entre la varicela y el herpes zóster, además de comprender cuáles son las excepciones. Vamos a verlo todo para tener unos conocimientos de base, aunque, como siempre, la última palabra la tendrá nuestro médico, ya que es quien mejor conoce nuestro historial y necesidades. Dicho esto, empecemos por el principio.

¿Qué diferencia hay entre la varicela y el herpes zóster?

La varicela es una enfermedad causada por el virus de la varicela-zóster. Es un herpesvirus que se caracteriza por causar sarpullido con picazón y pequeñas ampollas con líquido. La enfermedad se contagia muy fácil a personas que no la han pasado aún, pero una vez que la pasamos quedamos protegidos en la inmensa mayoría de casos. Eso sí, quedamos protegidos frente a la varicela, pero no frente al herpes zóster. 

Y es que el virus, aunque aparentemente se cura, permanece latente en los ganglios dorsales. Esto significa que sigue en el cuerpo, concretamente en dichos ganglios, aunque la mayor parte del tiempo está como dormido. No obstante, ante una bajada de defensas, puede despertar y causar un nuevo tipo de enfermedad que afecta a los nervios conectados al ganglio en cuestión. Ya no aparece ese sarpullido generalizado de la varicela, sino una serie de ampollas muy dolorosas que se extienden a lo largo del nervio. Es lo que se conoce como herpes zóster o, coloquialmente, culebrilla.

¿Y cuál es la diferencia entre la vacuna del herpes zóster y la de la varicela?

En el pasado no existía vacuna para la varicela, por lo que esta era una enfermedad muy extendida. Normalmente afectaba a los niños y, dado que estos suelen estar en contacto con otros niños en el colegio, solía extenderse a menudo entre compañeros o hermanos. 

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Antes de la vacuna, era muy común que los niños se contagiasen la varicela entre ellos. Crédito: Freepik

Si bien los primeros prototipos de vacuna contra la varicela se desarrollaron en la década de 1970, no fue hasta la década de 1990 cuando comenzó a usarse de forma más extendida en niños a partir de 12 meses. Por eso, desde entonces, la enfermedad se ha hecho cada vez menos común. Los adultos más jóvenes hoy en día, aquellos que eran niños vacunables en los 90, no tienen riesgo de sufrir herpes zóster, ya que el virus no está en su organismo. Sin embargo, el resto sí que tienen este riesgo, ya que la inmensa mayoría de la población de mayor edad ha pasado el virus en algún momento. A partir de los 65 años el sistema inmunitarios se debilita cada vez más deprisa y es más probable desarrollar estas recaídas. Por eso, es ahí donde entra en juego la vacuna contra el herpes zóster.

Mientras que la vacuna de la varicela contiene el virus vivo atenuado para imitar una infección, la vacuna del herpes zóster es una vacuna recombinante, que contiene solo un pequeño fragmento de dicho virus. Además, incluye un adyuvante que potencia el sistema inmunitario. Así, lo que se consigue es entrenar a nuestras defensas para que mantengan el virus a raya y vuelvan a dormirlo en caso de reactivarse. 

¿Quiénes deben vacunarse?

La recomendación general es que todos los niños reciban la vacuna de la varicela a partir de los 12 meses. En cuanto a la vacuna del herpes zóster, se recomienda a todas las personas mayores de 65 años o a aquellas mayores de 18 años que tengan el sistema inmunitario debilitado.

Lógicamente, quien no haya pasado la varicela no tiene riesgo de contraer el herpes zóster. Pero si no está vacunado frente a la varicela podría contraerla y, después, pasar el herpes. Por ese motivo, por precaución, teniendo en cuenta los datos de seroprevalencia, se opta por vacunar a todas las personas mayores de 65 años. Puede que no recuerden si pasaron el virus, pero lo más probable es que sí lo hicieran.

En España estamos viendo llamamientos solo a personas de 65 años. No a mayores. Eso se debe a que se está haciendo una vacunación por cohortes. Si cada años se vacuna a las personas de 65 años, poco a poco todos los mayores estarán vacunados. Se ha visto que la inmunidad puede durar hasta 10 años, por lo que así se consigue proteger a la población de más edad. Lógicamente, quedan las personas que tenían más de 65 años en el momento de comenzar con la vacunación, por lo que poco a poco se irá haciendo una vacunación de rescate para ellas.

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Ante la duda, consulta a tu médico. Foto por Diana Polekhina en Unsplash

¿Qué pasa con el otro grupo de riesgo?

En cuanto a las mayores de 18 años con el sistema inmunitario debilitado, los criterios son más o menos los mismos. No se ha visto contraindicación con poner la vacuna del herpes zóster a quienes están vacunados de la varicela. Y, dado que la de la varicela es muy eficaz, pero no protege al 100 %, puede ser mejor asegurar la mayor protección a este grupo poblacional.

En algunas comunidades pueden pedir un test de anticuerpos para ver si se ha pasado el virus, pero normalmente no es necesario.

Dicho esto, si tienes dudas, siempre consulta a un profesional. La vacuna del herpes zóster previene la aparición de vesículas, pero sobre todo el dolor postherpético, un dolor muy intenso y a veces incapacitante que sufren muchos pacientes después de la reactivación del virus. Por eso vale mucho la pena recibirla. Pregunta todas tus dudas a tu médico de cabecera. 


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