Todos creíamos que el rayo más largo del mundo tuvo lugar en 2020, en el conocido como Sistema Convectivo de Mesoescala (MCS) de las Grandes Llanuras de América del Norte. Medía 768 kilómetros de largo. Desde luego, parecía difícil de superar. Sin embargo, lo que no sabíamos es que, en ese mismo lugar, hubo un rayo aún más largo en 2017. Un rayo que, a pesar de sus 829 metros, había pasado desapercibido.
Ambos rayos eran lo que se conoce como megaflashes. Se trata de rayos que, al contrario de lo que suele ocurrir normalmente, no van de la nube al suelo, sino que se desplazan entre nubes, pudiendo recorrer grandes distancias.
En 2017 ya había sistemas de detección de megaflashes. Era la primera vez que se usaba el novedoso satélite ambiental operativo geoestacionario GOES-17. A pesar de todo, ese rayo en concreto pasó desapercibido hasta ahora, cuando un equipo de meteorólogos estaba analizando datos antiguos para estudiar cómo han evolucionado las tormentas eléctricas en este punto de los Estados Unidos en los últimos años. Esto les llevó a encontrar el que ahora, 8 años después, se ha catalogado como el rayo más largo del mundo.
¿Por qué el rayo más largo del mundo es un megaflash?
Cuando las nubes se encuentran a una gran altura, las gotitas de agua de su interior forman partículas de hielo y granizo que se mueven sin parar, chocando entre sí. Estas colisiones generan una separación de cargas eléctricas, de modo que las positivas quedan expuestas en la superficie del hielo y las negativas en el granizo. El hielo es más ligero, por lo que sube a la parte superior de la nube, mientras que el granizo se sitúa abajo. El resultado es una separación de cargas que da lugar a una corriente eléctrica. Algo así como una pila.
En cuanto al movimiento de dicha corriente, puede ser de tres tipos, según si se desplaza de un extremo a otro de una misma nube, si pasa de la nube a la tierra o si viaja entre nubes distintas. Lo más habitual es lo segundo, pero en ese caso los rayos no suelen ser muy largos. El rayo más largo del mundo actual, así como sus predecesores, es un megaflash, porque viaja entre nubes que pueden estar a muchos kilómetros de distancia.

¿Qué sabemos sobre este nuevo récord?
El rayo más largo del mundo viajó desde Texas hacia Missouri durante una tormenta eléctrica acaecida en octubre de 2017.
Como cualquier otro megaflash, fue espectacular. Sin embargo, también resultó muy peligroso. Si ya de por sí un rayo siempre lo es, estos entrañan aún más riesgos, pues es muy difícil predecir hacia dónde van a ir y dónde van a descargar su electricidad.
Un rayo no necesita ser el rayo más largo del mundo para matar a muchas personas. Un buen ejemplo de su peligrosidad es el del rayo que en 1975 dejó 21 víctimas directas en Zimbabwe. Cayó sobre una choza y dejó a todas esas víctimas. Si un rayo aparentemente simple en una sola choza hizo eso, un megaflash que recorre más de 800 kilómetros puede ser peligrosísimo. Por eso, este hallazgo declarado por la Organización Meteorológica Mundial es mucho más que el anuncio de un récord. Es una nueva información sobre lo peligrosos que pueden llegar a ser algunos eventos asociados a tormentas eléctricas.
Conocer lo que ocurrió en el pasado nos puede ayudar a predecir lo que ocurrirá en un futuro y, sobre todo, tomar medidas con antelación.