Un veterinario australiano llamado Andrew Melville-Smith viajaba junto a su esposa en su Tesla cuando escuchó un estallido fuerte y violento, un montón de cristales volaron dentro del coche y todo se llenó de humo blanco. A pesar del caos reinante, el coche, que estaba configurado en modo de conducción automática, siguió avanzando como si nada hubiera pasado. Cuando por fin consiguieron reaccionar y recuperar el control del vehículo para aparcarlo en una zona cercana, descubrieron que algo había golpeado el parabrisas, dejando el cristal fundido a su paso. No vieron el objeto, pero pensaron que podría tratarse de un meteorito.
El cristal fundido indica que, lo que fuese, chocó a una gran velocidad, calentando el cristal como si estuviese en un horno. Por eso, el matrimonio decidió entregar el Tesla para su análisis al Museo de Australia del Sur. Allí, un equipo de expertos se ha puesto en marcha para investigar si, de verdad, lo que impactó con el coche fue un meteorito.
Si se confirmase esta hipótesis, sería la primera vez que un meteorito impacta sobre un vehículo en movimiento. Ha habido otros casos similares en el pasado, el más reciente en 2023, pero en esos casos el coche estaba aparcado.
¿Cómo se puede saber si ha sido un meteorito?
Se define como meteorito a cualquier fragmento rocoso de un cuerpo celeste que cae sobre la Tierra. Son mucho más frecuentes de lo que podríamos llegar a creer. De hecho, se calcula que cada año caen a nuestro planeta unas 5.200 toneladas de estos fragmentos. Normalmente se pulverizan al cruzar la atmósfera terrestre, por lo que son tan pequeños que no los vemos. Algunos pedazos, en cambio, resisten el paso al otro lado y llegan convertidos en rocas de tamaños más o menos grandes.
A pesar de que se queman al cruzar la atmósfera, muy poco de ese calor se transmite al interior, por lo que los meteoritos suelen estar bastante fríos. No obstante, el impacto se produce a velocidades tan elevadas que sí que pueden llegar a generar muchísimo calor. Esa es la principal razón por la que se sospecha que el impacto que tuvo lugar sobre el Tesla pudo ser un de un meteorito. Para fundir el cristal se necesitan temperaturas muy altas.
Con el fin de comprobarlo, los científicos del museo quieren analizar posibles fragmentos de roca incrustados en el cristal. Si lo que encuentran mantiene sus sospechas, el siguiente paso sería ir a buscar el meteorito por la zona en la que se produjo el impacto.

Otros casos más allá del de este Tesla
Este caso ha sido llamativo por el hecho de que el Tesla siguiera conduciendo como si nada mientras sus pasajeros, ensangrentados por los fragmentos de cristal, entraban en pánico. De hecho, es llamativo simplemente porque el coche estaba en movimiento.
En 2023 hubo un caso parecido en Estrasburgo. Tras un terrible estruendo, se encontró un Renault Clío aparcado con un gran agujero humeante en el techo. Los bordes estaban quemados y no había ni rastro del objeto que lo había causado.
Dado que no se encontró nada en los alrededores, se pensó que podría tratarse de un meteorito que se desintegró en el impacto. Aunque también se apuntó a la posibilidad de que fuese basura espacial.
En el caso del Tesla ocurre lo mismo. También podría ser basura espacial o incluso una roca terrestre. Aunque en el caso de la roca sería raro que alcanzase velocidad suficiente para derretir el vidrio. Sea como sea, no se puede decir con total seguridad que se tratase de un meteorito. De todos modos, independientemente del origen de la colisión, sí que podemos decir que Melville-Smith y su esposa tuvieron mucha suerte. Si el objeto hubiese atravesado el vidrio, no habría ningún misterio, pero posiblemente ellos no habrían vivido para contarlo.

