Hace una semana, Adam Driver sorprendió a los fanáticos de Star Wars. En una entrevista con The Associated Press, el actor declaró que había trabajado con Steven Soderbergh en un proyecto para traer de vuelta a Kylo Ren. Mucho más, que el proyecto, incluía explorar qué ocurrió después de la supuesta muerte del personaje desde una perspectiva novedosa, apasionante y original. Pero a pesar de las bondades del guion, de contar con un director icónico y al propio actor como entusiastas del proyecto, la película fue descartada por Disney sin mayor miramiento.
La novedad en el siempre creciente e irregular universo de la saga intergaláctica desconcertó al fandom y a la prensa especializada. En particular porque, durante los últimos años, la franquicia no ha dudado en incluir todo tipo de producciones. De la sobriedad madura de Andor, a la ingeniosa revisión en clave de aventura juvenil de Star Wars: Tripulación perdida hasta la fallida The Acolyte. Lo cierto es que Disney no ha tenido inconvenientes en añadir todo tipo de puntos de vista sobre las historias de la galaxia muy, muy lejana.
Pero en el caso de la cinta de Adam Driver, titulada The Hunt for Ben Solo, el problema residió —siempre según el actor— en que Disney no logró entender la premisa del regreso del jedi. Como se recordará, Kylo Ren muere en las escenas finales de Star Wars: El ascenso de Skywalker de 2019. Mucho más en un acto heroico que cerró convenientemente el arco de redención del personaje. Por lo que traerlo de vuelta no convenció a un incrédulo Disney, que decidió no dar luz verde a la película.
Ben Solo y la larga tradición de personajes que reviven en Star Wars

Lo cual es una decisión bastante extraña, tomando en cuenta que en la misma cinta en que muere Kylo Ren, un personaje regresa de la muerte. El emperador Palpatine (Ian McDiarmid), que resulta asesinado en una escena icónica de la trilogía original, regresó para la trama sin mayores explicaciones. De hecho, en una escena que se volvió meme de Internet, Poe Cameron (Oscar Isaac) explica sin reverencia alguna: “De alguna manera, Palpatine volvió”.
Por supuesto, podría pensarse que luego de un desatino semejante en una cinta en la que se criticó casi todo, volvió más prudente a Disney con respecto a Star Wars. Pero en realidad, la franquicia entera jamás ha tenido mayor reparo en recuperar a sus personajes en giros absurdos, basados en mitología creada para la ocasión. De los fantasmas de la Fuerza, al regreso de Darth Maul, pasando por la propia Rey (Daisy Ridley), hasta Boba Fett (Temuera Morrison), que sobrevivió en el Sarlacc sin verdadera explicación más allá de su armadura de beskar. Y este último dato, solo lo incluyó en la serie protagonizada por el personaje, cuarenta años después de su primera aparición.

La saga no es ajena a conveniencias de guion para permitir la vuelta a la vida de personajes claves. De modo que la decisión de Disney de descartar el proyecto por la poca lógica en la resurrección de Kylo Ren, no tiene demasiados precedentes. Pero sí indica, que la negativa de Disney a explorar la posibilidad pasó por todo tipo de obstáculos internos. Mucho más, de los cambios de administración en la compañía y, al final, la subsecuente presión por lograr éxitos en medio de una época incierta.
Lo que sucedió con el proyecto, paso a paso

Según relata Adam Driver, tuvo la idea de que Ben Solo podía tener una nueva encarnación que mostrara que, más allá de su sacrificio, la Fuerza seguía siendo intensa en él. Por lo que acudió con la premisa a Steven Soderbergh, que la encontró refrescante y además, radicalmente novedosa. Juntos, delinearon la historia —de la que apenas se tienen detalles— junto a Rebecca Blunt. Con la propuesta convertida en una historia sólida, acudieron a Lucasfilm por el visto bueno, que de inmediato se los dio. Para ese momento (mediados de 2023), se contrató a Scott Z. Burns para escribir el guion.
Pero cuando el equipo creativo mostró la idea a Disney, Bob Iger y el copresidente de Disney Entertainment, Alan Bergman, no encontraron sentido a la premisa. En especial, no encontraron la explicación sobre la resurrección de Kylo Ren —que todavía no se ha revelado— convincente o creíble. Para Adam Driver y Steven Soderbergh la decisión resultó una sorpresa. En particular, por lo tajante de la negativa. Según Driver, el proyecto bebía directamente de la mitología de Star Wars y estaba en plena consonancia con una mirada tradicional a la saga.

Tampoco, se trató de un tema de presupuesto. “Queríamos ser prudentes al gastar el dinero y pensar en lo económicos. Hacerlo por menos que la mayoría, pero con el mismo espíritu de lo que son esas películas: una producción artesanal y centrada en los personajes”, explicó a AP. “La guerra de las galaxias. Episodio V: El imperio contraataca es, en mi opinión, el estándar de lo que eran esas películas”. Por lo que los costos de The Hunt for Ben Solo eran los mínimos y estaban más concentrados en un rodaje discreto. Aun así, Disney se negó —y más de una vez— a seguir adelante.
El escándalo por el proyecto cancelado

Para los fanáticos, el proyecto que mostraba un sorpresivo regreso de Ben Solo, coincidía con una vieja teoría de Internet. Durante el final de Star Wars: El ascenso de Skywalker, el personaje no apareció como fantasma de la Fuerza. En la mitología de Star Wars, un jedi puede volver de la muerte —o al menos, una parte suya— como una entidad benéfica que brinda consejo a los sensibles a la misteriosa energía. Por lo que el hecho de que Ben Solo no lo hiciera parecía indicar que su destino final era más enigmático que lo mostrado en pantalla.
De modo que la premisa del proyecto no era del todo desconocida para el activo fandom de la franquicia. Así que la revelación de Driver desató una oleada de apoyo a la cinta descartada, que ya por sí mismo es un fenómeno. De la etiqueta en redes #SaveTheHuntForBenSolo a una campaña a gran escala para llamar la atención de Disney sobre el proyecto. Lo cierto es que los fanáticos no se han ahorrado esfuerzos al momento de dar su opinión sobre el tema.

La oleada de apoyo llegó tan lejos como para que un grupo de entusiastas pagara un avión para ondear la bandera con la etiqueta sobre los Estudios Disney en Burbank, California. Por otro lado, Collider informó que la campaña había llegado a Nueva York. Eso, con una valla publicitaria en el número 1500 de Broadway, entre las calles 43 y 44, sobre la pastelería Carlo’s. El letrero decía: “Para Adam. Nadie se ha ido del todo. La esperanza vive. ¡Ben está vivo! #THBS”. Pero todavía no hay respuesta o reacción de Disney al respecto.
Dimes y diretes en Disney sobre el proyecto de Adam Driver

Hasta ahora, se había creído que Bob Igers canceló el proyecto sin mayor trámite en una decisión relacionada con economía de costos, falta de interés creativa o razones poco claras. Pero ahora todo parece apuntar a que se trató de un giro más político y de estrategia interna por control de Disney que otra cosa.
Según Playlist, Iger intentó mover las piezas para que Alan Bergman, uno de sus ejecutivos más cercanos, adquiera una mayor posición de liderazgo en la compañía. Según la fuente, no todo es tan claro como una perspectiva creativa distinta. “Internamente, esa reacción sorprendió a la dirección de Lucasfilm, quienes, según se informa, consideraron que la lógica de la historia era clara y creativamente sólida. Varias personas cercanas a la producción interpretan la decisión como políticamente motivada, coincidiendo con los esfuerzos de Iger por posicionar a Bergman como su sucesor en Disney”.

Así que las consecuencias de esa decisión parecen haber trascendido el proyecto en sí. Mucho más complejo, porque la gestión de Alan Bergman de varias iniciativas de alto perfil ha sido criticada internamente. Algo que ha provocado que su posición en el plan de sucesión de Disney se vea debilitada, cuando no directamente opacada. En la actualidad, otros ejecutivos, como Josh D’Amaro y Dana Walden, ahora son vistos como contendientes más sólidos para el puesto principal.
Por lo que la cancelación de la película podría ser un daño colateral en un juego de intereses que afecta directamente decisiones puramente cinematográficas. Un extremo que ha consternado no solo a los fanáticos, sino también al director Steven Soderbergh, que comentó en su cuenta de BlueSky que había disfrutado el proceso creativo de la cinta. Y que, por supuesto, lamentaba profundamente, la oportunidad perdida de poder llevarla a cabo.

