Alien: Planeta Tierra no es solo una exploración —más detallada que nunca— de la saga imaginada por Ridley Scott. Que lo es y en varias maneras intrigantes, que abarca desde la bioética hasta la corrupción del deseo de crear. También, es la oportunidad ideal de profundizar en los temas centrales de la franquicia, como lo son la vida alienígena y los sintéticos. Lo cierto es que la trama avanza con buen pie en un territorio de terror impulsado por la ciencia ficción que resulta tanto fascinante como turbio.
Pero, uno de los puntos más intrigantes y perturbadores de la serie es, sin duda, la manera en que plantea un futuro controlado por las corporaciones. Aunque ya desde Alien — El octavo pasajero de 1979 quedaba claro que las grandes empresas movían el poder a todo nivel, Alien: Planeta Tierra da un paso más allá. En particular, al plantear un mundo en que todo poder democrático ha desaparecido, para dejar a su paso una plutocracia financiera de una crueldad espeluznante.
Por supuesto, a lo largo de la franquicia, hubo menciones a una situación semejante. No obstante, es la producción de FX disponible en el catálogo de Disney+ la que mayor interés ha puesto en semejante escenario distópico. El argumento — que transcurre en 2120, lo que lo sitúa dos años antes de la primera película de la saga — es explícito en el nivel de control de las grandes corporaciones. Mucho más, la forma en que el mundo, tal y como lo conocemos, dejó de existir bajo la presión de un nuevo sistema de gobierno amparado bajo cinco figuras de poder. Todo alrededor de un conglomerado que incluso la serie adjudica nombre: Los cinco.

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Un nuevo mapa de control

En el capítulo cuatro de Alien: Planeta Tierra, Hermit (Alex Lawther) explica al grupo de híbridos, entre los que se encuentra su hermana Wendy (Sydney Chandler), el sistema que gobierna el planeta. La explicación incluye un breve contexto acerca del estado de la democracia por la época. Algo que abarca la caída de las democracias por elección — y de cualquier otro tipo — y la reorganización geopolítica en cinco grandes zonas, controladas por igual número de corporaciones.
Por lo que puede deducirse — tanto de lo explicado por Hermit como por lo que plantea la trama — todo ocurrió después de una serie de debacles globales. Una situación que desdibujó las fronteras y terminó por convertir al planeta en un territorio con características feudales. Muy en específico, uno que debió levantarse por encima de los habituales países o, incluso, monarquías preexistentes. El resultado es un mapa global que no se atiene a la ciudadanía o pertenencia territorial, sino a la influencia que pueda ejercer determinada empresa en el lugar.

De hecho, todo en el mundo de Alien: Planeta Tierra, parece funcionar a través de la burocracia corporativa. Hay numerosas señales además. que permiten deducir el control absoluto de las corporaciones sobre los ciudadanos. El propio Hermit, debió negociar su propia supervivencia en paralelo de permitir un mayor acercamiento a Wendy. Lo mismo podría decirse de todos los híbridos del proyecto Lost Boys, convertidos en conejillos de Indias, que explora en la posibilidad de la inmortalidad a través de la tecnología.
Quién es quién en la jerarquía corporativa de ‘Alien: Planeta Tierra’

Dos corporaciones son las más importantes en Alien: Planeta Tierra. Mientras que el resto de las mencionadas en diferentes momentos del argumento, por ahora son un completo misterio. Más intrigante todavía: no está muy claro su nivel de colaboración con las más significativas. Algo que podría indicar que el poder todavía se encuentra en disputa y las más poderosas, absorberían o tomarían por asalto todo el territorio de las demás.
La primera de las dos corporaciones relevantes en el argumento, es, por supuesto, Weyland-Yutani, tradicional y parte fundamental en la franquicia Alien. La empresa, no solo es un consorcio a escala monstruosa, dueña de prácticamente todo el continente americano. A la vez, es la responsable de buena parte de la tecnología de exploración espacial, lo que abarca viajes interplanetarios y minería cósmica. Todos datos que quedaron claros durante la ya clásica travesía del USCSS Nostromo en la primera película de la saga.

A lo largo de la franquicia, el poder, influencia y manipulaciones de Weyland-Yutani han sido un punto destacado en los diversos argumentos. En Aliens: El regreso (1986), el enlace corporativo Carter Burke (Paul Reiser) intentaba apoderarse de un ejemplar xenomorfo para investigaciones de la empresa. En Alien 3 de 1992, Ripley (Sigourney Weaver) se encontraba en un planeta carcelario, de nuevo controlado por la empresa. Y en Alien: Romulus (2024), la acción transcurre en una estación espacial científica de la empresa, utilizada para la experimentación con muestras de vida alienígena.
Claro está, la ficticia empresa encarna la voracidad corporativa y la moral neutral de intereses que chocan frontalmente con la bioética. Especialmente, porque sus ganancias se basan en la colonización, la excavación y el despojo deshumanizante. Una combinación de factores que convirtió a la empresa en un terrorífico emblema de violencia sistemática.
A la vanguardia de la vida sintética

Prodigy es la segunda corporación en importancia en la saga Alien y la primera en la serie de Disney+. Es la dueña de la mayor parte de Asia, la mitad de África y prácticamente toda Australia y Groenlandia. Eso, a pesar de que, según se comprende, de los detalles comentados en el argumento de Alien: Planeta Tierra, es el miembro más reciente de Los cinco. La empresa está dirigida por el autoproclamado billonario más joven del mundo Boy Kavalier (Samuel Blenkin) y se dedica al desarrollo de vida artificial. Todo con la intención de prolongar la vida humana a extremos imposibles o lograr la inmortalidad.
Eso, a través del proyecto Lost Boys, que fusionan las conciencias de personas reales con los cuerpos de seres sintéticos. Por ahora, además, se encargan de probar que los seres híbridos resultantes del proceso, permitan ser algo más que experimentos en revisión. Un giro cada vez más siniestro, ahora que Wendy demostró que, además de sobrevivir al durísimo método, desarrolla capacidades inesperadas. La más llamativa: comunicarse con los xenomorfos cautivos en las instalaciones de la empresa.

Además, la serie plantea que Prodigy y Weyland-Yutani se enfrentan en una rivalidad cada vez más peligrosa. En especial con el incidente en New Siam, en el que una nave llena de muestras de vida alienígena de la primera, cayó en poder de la segunda. Un giro que provocó un enfrentamiento total entre ambas que, por ahora, parece llevar a un escenario concreto. La destrucción de alguna de las dos corporaciones, cuando se salga de control la situación.
Un misterio que resolver

Por último, Alien: Planeta Tierra, incluyó tres corporaciones más: Threshold, Lynch y Dynamic. Todavía no hay información de ninguna de ellas más allá de su mera existencia. De modo que es posible, que la serie decida utilizarlas como elementos de presión en el enfrentamiento de las dos centrales.
Sin embargo, hay algunas cosas claras con respecto a su influencia. Threshold domina Europa Occidental, mientras que Lynch lo hace en lo que antes era Rusia. En cuanto a Dynamic, ejerce control en la otra mitad de África, Oriente Medio y, según se explica en el primer episodio, la Luna. Por lo que buena parte de sus movimientos, parecen más relacionados con la explotación de minería cósmica que cualquier otro punto.

Con cinco capítulos estrenados y tres todavía por llegar al catálogo de Disney+, queda mucho tiempo para indagar en los alcances de la plutocracia corporativa de la distopía. Un giro a tener en cuenta para entender en qué mundo se mueven los personajes y las consecuencias que eso tendrá en el futuro de la saga. Uno de los elementos más interesantes que plantea Alien: Planeta Tierra.