Sé, lo que hicisteis el último verano (2025) comienza tres décadas después de la primera película. Pero el guion sigue siendo tan acartonado, predecible y lleno de fallas como la cinta del 1997. Eso, debido a una serie de malas decisiones creativas de la directora Jennifer Kaytin Robinson, que intenta conectar varios escenarios a la vez. Por un lado, el ya conocido relato de un asesino en busca de venganza y con un gancho como arma, que asesina a todos los involucrados en un homicidio culposo. Al otro, la de una nueva generación de personajes, al parecer destinados a cometer en orden sucesivo los errores de los ya conocidos.
Por lo que la película pierde una buena cantidad de tiempo y esfuerzo en contar ambas cosas en paralelo. Para eso, esta nueva entrega regresa de nuevo a la ciudad costera de Southport, ahora hogar de una nueva generación que, como era de esperarse, toma una serie de malas decisiones. Todo comienza durante una fiesta del 4 de julio, cuando un grupo de adolescentes, liderado por Ava Brucks (Chase Sui Wonders) y Danica Richards (Madelyn Cline) se ve involucrado en un accidente mortal que deciden ocultar.
Esta decisión desata el regreso del mítico asesino con el gancho, conocido como El pescador. En uno de sus pocos puntos originales, la trama juega con la ambigüedad. No queda claro si se trata del mismo homicida del pasado o de un imitador, pero lo cierto es que la amenaza vuelve con fuerza. Para enfrentar la amenaza, los nuevos protagonistas buscan ayuda en quienes ya sobrevivieron a la pesadilla original, Julie (Jennifer Love Hewitt) y Ray (Freddie Prinze Jr.). A partir de allí, la película recorre prácticamente el mismo escenario que la película que se esfuerza por imitar.
Nada nuevo bajo el sol en ‘Sé lo que hicisteis el último verano’

Eso, sin hacer el más mínimo intento de resultar menos predecible, genérica o solo una secuela que encaja mal en una saga sin mucho brillo en particular. De modo, que aunque el escenario es distinto y los personajes nuevos, el guion recicla el esqueleto de la cinta del 97. Sé lo que hicisteis el último verano se esfuerza por mezclar la nostalgia con una nueva dirección, pero lo hace de forma torpe, repitiendo esquemas sin ofrecer giros memorables. Además, el dilema moral que da inicio a la historia parece mucho menos impactante que el del argumento original y debilita la motivación de los personajes desde el comienzo.
Eso, debido a que, a diferencia de la trama que le precedió, donde la culpa era clara y directa, aquí el accidente parece menos condenable. Algo que resta urgencia y carga dramática al conflicto. El grupo de protagonistas opta por el silencio, una elección que, aunque comprensible dentro del género, se siente forzada y poco justificada. Conforme avanza la trama, esta falta de lógica se acentúa. Las decisiones que toman los personajes rozan lo absurdo, sobre todo en el último acto, donde las situaciones extremas los empujan a reaccionar de manera ilógica.

En lugar de construir un relato sólido de suspenso, el guion recurre a giros innecesarios, elementos oníricos desordenados y monólogos poco desarrollados sobre sectas y exclusión. El guion de Jeff Howard, Leah McKendrick, Jennifer Kaytin Robinson y Sam Lansky, tiene la intención de modernizar la franquicia con temas más actuales. Algo que no está mal en teoría, pero en la práctica se queda a medio camino y se ejecuta sin mayor profundidad.
El tono también baila entre géneros, como si Sé lo que hicisteis el último verano no perteneciera a uno en específico o la directora no supiera en cuál punto enfocar el interés. Por momentos parece que quiere coquetear con la comedia, pero los intentos de humor rara vez logran impacto. El resultado es una mezcla que no termina de definirse: ni es lo suficientemente seria como para inquietar, ni lo bastante divertida como para aligerar el viaje.
Un asesino al acecho

Una de las pocas cosas rescatables de la cinta, es la forma en que muestra a su asesino. El Pescador en esta versión es, sin duda, uno de los aspectos mejor ejecutados. La dirección de Jennifer Kaytin Robinson se luce particularmente en la forma en que maneja las apariciones de la tétrica figura. Los encuadres elegidos y el uso del sonido hacen que cada secuencia de ataque se sienta tensa e intimidante. El primer asesinato en pantalla es contundente: está coreografiado con precisión, y establece de inmediato el tono para los momentos más intensos de la película.
Cada vez que el asesino aparece, hay una sensación de peso real. Lamentablemente, esta construcción de tensión se rompe con frecuencia debido al uso excesivo de sobresaltos predecibles. El problema no es el jump scare en sí, sino lo mal ejecutado que están en general. Son tan evidentes y tan mal distribuidos que quitan fuerza a las escenas que deberían inquietar.

Este tipo de sobresaltos funcionan cuando son inesperados o bien integrados, como se ha demostrado en otras franquicias recientes, pero en este caso terminan siendo un obstáculo más que una herramienta. El resultado es una atmósfera interrumpida por efectos de sonido agresivos que no suman al terror y sí al agotamiento sensorial del espectador.
Nostalgia sin interés en ‘Sé lo que hicisteis el último verano’

Uno de los grandes tropiezos de esta nueva entrega es cómo trata a los personajes veteranos. En teoría, el regreso de Julie y Ray debería ser un evento significativo, una forma de conectar emocionalmente con quienes crecieron con la franquicia. En la práctica, sus apariciones son mínimas y están cargadas de referencias autoconscientes que buscan generar nostalgia, pero se sienten vacías.
Jennifer Love Hewitt, en particular, queda relegada a recitar frases emblemáticas del pasado sin que su presencia tenga un verdadero impacto en la trama. Lo más contradictorio es que su personaje incluso pronuncia un discurso crítico sobre la sobreexplotación de la nostalgia, mientras la película comete exactamente ese error.

Es un meta comentario que, en vez de parecer inteligente, subraya la falta de ideas nuevas. Freddie Prinze Jr., por su parte, tiene todavía menos relevancia. Si el guion hubiese construido una trama en la que ellos guiaran o enfrentaran sus traumas pasados, podría haber funcionado. Pero al reducirlos a cameos sentimentales, el film desaprovecha por completo su legado. Y de hecho, desperdicia la oportunidad de al menos resultar interesante al celebrar la moderada importancia de la franquicia de la cual proviene.
Algo que nunca logra y que es de hecho, el fallo fundamental de la cinta. Por ahora, esta nueva versión de Sé lo que hicisteis el último verano queda atrapada en tierra de nadie: ni destaca entre los nuevos slashers, ni honra de forma digna al clásico que intenta continuar. Lo peor que puede decirse de una cinta que depende directamente de resultar atractiva a los nostálgicos.