El actor y director Eduardo Casanova ha reavivado el debate y las dudas sobre el VIH después de anunciar que padece esta infección. Desde entonces, muchos se preguntan cuáles son los tratamientos o si alguien puede morir por VIH hoy en día. Pero una de las preguntas que más surgen a la hora de informarse o hablar sobre dicho virus, sobre todo teniendo en cuenta el estilo de vida y la normalidad con la que el actor y director actúa en sus diferentes apariciones, es: ¿qué consecuencias tiene el VIH en el día a día de una persona?
El VIH es un virus que ataca al sistema inmunitario y a día de hoy no existe ninguna cura (salvo muy pocas excepciones). No obstante, existen tratamientos eficaces para las personas con VIH que evitan que el virus destruya el sistema inmunitario y permiten que una persona mantenga una carga viral indetectable. Es decir, las personas bajo tratamiento por VIH pueden hacer una vida completamente normal y gozar de buena salud a largo plazo.
Al tomar la medicación, y por ende reducir la carga viral, el virus no se transmite por vía sexual, lo que se traduce en que las personas seropositivas pueden tener una vida sexual activa. De hecho, cuando la carga viral es indetectable, el riesgo de que la pareja pueda contraer VIH a causa de las relaciones sin protección es prácticamente nulo y pueden tener hijos, por supuesto, sin que estos contraigan el virus.
En cualquier caso, y aunque una persona seropositiva pueda llevar una vida normal, tener VIH tiene pequeñas consecuencias en el día a día. No son alarmantes, pero sí requieren de atención y algo de disciplina. Por no hablar del estigma social que conlleva tener VIH.
Cómo afecta el VIH en el día a día
Las personas con VIH deben tomar medicación a diario. En la mayoría de casos es una pastilla al día, pero algunas personas experimentan efectos secundarios leves (como con cualquier otra medicación). Estos pueden ser cansancio, dolores de cabeza, problemas digestivos o mareo. Si la persona experimenta efectos adversos algo más graves o molestos, el médico puede optar por cambiar el tratamiento, dado que no existe un fármaco único.
Otra de esas pequeñas consecuencias de tener VIH en el día a día de una persona son las visitas recurrentes al médico, con analíticas cada 3 o 6 meses y revisiones del sistema inmunitario o los posibles efectos secundarios de la medicación. Suelen ser visitas rápidas y que no requieren ingreso para controlar que la medicación está haciendo efecto y que no existe ningún tipo de riesgo, y en ningún caso impiden hacer vida normal, como trabajar, estudiar u otras actividades cotidianas.
Probablemente, una de las mayores consecuencias de tener VIH es la preocupación por la opinión de la gente o el miedo al rechazo. Muchas personas seropositivas evitan compartir su diagnóstico por temor a la reacción de los demás. Pero, a su vez, el hecho de no poder hablar de ello libremente puede afectar considerablemente a la salud mental.
Además, es importante mencionar que el tener VIH y no estar bajo ningún tratamiento puede tener consecuencias graves. Entre ellas, infecciones, un sistema inmunitario débil o incluso una evolución al sida. En cualquier caso, tener VIH y estar bajo tratamiento no evita en absoluto tener vida social, vida sexual, hacer deporte, trabajar, estudiar y formar una familia.
