Die My Love, la nueva película de Jennifer Lawrence, no ha tenido mucho éxito en taquilla ni entre la crítica. A pesar de su exitoso estreno en Cannes este año, lo cierto es que la película de la directora Lynne Ramsay atraviesa algunos traspiés. En especial, la indiferencia del público que no ha tenido demasiado interés en ver la que ya se califica como una de las cintas más incómodas de este año. Algo que demuestra el decepcionante 46 % de críticas positivas del público que refleja el agregador Rotten Tomatoes.
Un poco mejor le ha ido con la crítica especializada. En Hipertextual, consideramos que no es una película para todo el mundo y que “hay que entenderla desde lo emocional, no desde lo visual”. En especial, porque, como comenta nuestra reseña, “lo que Ramsay nos cuenta es una depresión posparto llevada al extremo”. Un tema complicado y pocas veces abordado en el cine, que provocó que la cinta se enfrente al debate de su forma de narrar algo semejante. Mucho más, cómo profundizar en el dolor, la angustia y la tragedia de la pareja protagonista, desde un punto de vista frontal y honesto.
La inusual premisa parece, además, haber confundido al público con respecto a la cinta. En especial porque MUBI (distribuidor internacional de la producción), se enfocó en la promoción, en mostrar algo semejante a un romance trágico. Más singular aún, en una historia destinada a mostrar la desintegración de un matrimonio luego del nacimiento del bebé. Que es uno de los temas de la película, pero no el principal. La confusión parece ser la responsable de un estreno por debajo de lo esperado, con menos de $2 millones en recaudación en EEUU y cifras muy pobres en el mercado internacional.
Un detalle a tener en cuenta

Pero, en lo que todas las opiniones parecen estar por completo de acuerdo es en el hecho de que Jennifer Lawrence ofrece la actuación de su carrera. Lo cual es una óptica sorprendente, siendo que la actriz es reconocida universalmente como una de las mejores intérpretes de su generación. No obstante, esta ocasión parece haber ido más allá de todos sus anteriores trabajos. No solo al encarnar vívidamente y de manera desgarradora a una mujer en un colapso mental gravísimo. También, por lograr en la película — que también produce — demostrar su madurez como actriz.
La combinación sorprendió y cautivó a la crítica, que ya la considera una de las más memorables del año. Pero no son los únicos motivos que parecen asegurar a la intérprete un lugar importante en la venidera temporada de los Óscar. Para demostrarlo, te dejamos las tres razones por las que creemos que la polémica Die My Love le dará el galardón de la Academia a Jennifer Lawrence. Desde su total entrega a un papel demandante hasta la forma en que exploró en un tema poco convencional. Todo, para indagar en que quizás es el mayor riesgo (hasta ahora), en la carrera de la intérprete.
Una mirada novedosa sobre los personajes femeninos

Die My Love, adaptación de la novela de Ariana Harwicz, explora la complicada cuestión de la depresión posparto. Pero también, en las presiones y exigencias extremas con las que debe lidiar una madre en la actualidad. Todo, desde un ángulo brutal, por momentos descarnado y al final cruel. Algo que la cinta de Lynnie Ramsey capta a la perfección y que lleva a una dimensión incluso más compleja. Eso al mostrar al detalle la caída emocional y física de Grace (Jennifer Lawrence), que acaba de dar a luz a un recién nacido y además, mudarse a una aislada casa de campo.
Por lo que la protagonista no es un personaje sencillo o habitual en Hollywood. No solo porque está llena de contradicciones, angustias y una ferocidad que la hace impredecible. También, porque parece estar muy cerca de perder todo el control en sus reacciones y capacidad para asimilar todo lo que le ocurre. En el fondo, Grace es una combinación de furia, angustia, deseo y un lento desplome psiquiátrico que la hace cada vez más vulnerable. También más peligrosa y agresiva.
Jennifer Lawrence toma todo lo anterior para crear una mujer llena de una vitalidad maníaca, desesperada y llena de sufrimiento. La adaptación además analiza cómo la maternidad se vuelve una experiencia excesiva para la mente y estabilidad de Grace. Algo que permite a la actriz mostrar los múltiples matices de ese desplome con un vigor que despertó elogios y que ha cautivado, hasta ahora, a la industria.
Jennifer Lawrence toma riesgos para una actuación memorable

Grace atraviesa un cuadro psiquiátrico que afecta su percepción sobre la realidad, lo que vive y en especial, la forma en que todo ocurre en su matrimonio. Por lo que cuando su marido Jackson (Robert Pattinson), parece alejarse en un gesto egoísta, el peso de la incertidumbre y la frustración terminan por empujar a Grace a un lugar oscuro de sí misma. Algo que implica cuestionarse todo lo que sabe sobre su mente, su cuerpo e incluso, sus aspiraciones a futuro.
La actriz toma todo lo anterior y lo convierte en una reinterpretación física del miedo y el dolor. Por lo que Jennifer Lawrence explota a gritos, llora enfurecida, baila hasta el agotamiento. La actuación de la actriz es, de hecho, un despliegue de nada sutiles expresiones, energía física y dolor tan palpable, que conmueve por su realismo.
Pero es en la manera de mostrar —a través de gestos y su lenguaje corporal— el sufrimiento que Grace oculta, lo que transforma al papel en un riesgo absoluto para la actriz. En específico, a medida que se hace más evidente que, más allá de su quiebre psíquico, Grace está a punto de mostrar con su cuerpo todo lo que ha ocultado. Por lo que, mientras la fantasía y la realidad se funden, el personaje llega a extremos que desconciertan por su crueldad y violencia. Un proceso que Lawrence muestra paso a paso de manera meticulosa.
Un papel que sorprende por sus múltiples lecturas

Uno de los puntos que más sorprende en Die My Love, es que explora en temas poco comunes sobre la salud mental y desde una perspectiva nada complaciente. Grace no es una villana, tampoco una heroína o un personaje que trata de redimirse. Tampoco, es solo una paciente mental que lidia con los síntomas de su cuadro médico como puede.
De hecho, el personaje es todas esas cosas a la vez, por lo que para la mitad de la cinta, es difícil definir lo que hace. Un giro de guion que permite a Jennifer Lawrence experimentar con los habituales estereotipos sobre las mujeres en el cine. Su Grace es provocadora, tan violenta como para provocar temor, pero a la vez, una mujer profundamente agotada y devastada por una situación que la desborda.
Así que el papel, no solo es una oportunidad de Jennifer Lawrence para demostrar su rango histriónico. También, es un vehículo ideal para abrir un nuevo tipo de personaje que, probablemente, marque un hito en Hollywood. Algo que probablemente logre que Jennifer Lawrence consiga reconocimiento de sus pares y en especial, de la Academia.

