El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha anunciado que en 2026 solicitará a la Unión Europea acabar con el cambio de hora estacional y dejar un horario fijo todo el año. No es algo nuevo. Es una idea de la que se lleva hablando mucho tiempo, tanto en España como en otros países. De hecho, es por lo que abogan la mayor parte de expertos en sueño. Ahora bien, si esto se consiguiese llevar a cabo, ¿cuál sería el horario que debería permanecer?
Los expertos lo tienen claro. Si bien el cambio de hora supone siempre un desajuste para los ritmos circadianos durante unos cuantos días, puestos a dejar un horario fijo, el mejor es el de invierno.
Esto es así porque se trata del horario que mejor se ajusta a las horas de sol. Los seres humanos regimos muchas de nuestras funciones fisiológicas a través de patrones de 24 horas conocidos como ritmos circadianos. La forma de nuestro cerebro de detectar el paso de las horas es justamente analizar los cambios en los patrones de luz solar. Si hay luz, es de día, cuando esta cae, es de noche, y cuando vuelve a salir empieza una nueva jornada. Eso indica que debemos pasar la mayor parte de horas de luz despiertos y de oscuridad dormidos. En parte depende de nuestras rutinas, pero también del horario. Por eso, el que mejor se ajusta, es el de invierno.
¿Por qué se debe detener el cambio de hora?
Según los expertos, lo único que conseguimos con el cambio de hora es romper esos ajustes del paso del día que hace nuestro cerebro una y otra vez. Cuando se ha “acostumbrado” a un horario, da inicio otro.
Por eso, lo ideal sería dejar solo uno, como quiere solicitar el Gobierno de Pedro Sánchez. Un buen ejemplo de esto lo demostró recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Stanford, con un estudio en el que se modelaban tres escenarios distintos. En uno se mantenía el horario de invierno durante todo el año, en otro se hacía lo propio con el de verano y en un tercero se hacía el típico cambio de hora de marzo y octubre.

Con estos modelos matemáticos se pretendía analizar cómo afectarían las modificaciones en la exposición solar a la salud de los habitantes de distintos lugares de Estados Unidos. Aunque se centrase en este país, en realidad es extrapolable a otros lugares del mundo, ya que todos experimentamos una alteración brusca en los ritmos circadianos con el cambio de hora.
Se vio que el cambio de hora podría afectar al sueño o generar irritabilidad durante unos días, como ya se sabe desde hace mucho tiempo. Pero lo que vieron al generar esos escenarios simulados, teniendo en cuenta bases de datos de salud, fue mucho más amplio. Mantener un horario fijo, ya sea el de verano o el de invierno, disminuiría significativamente los casos de obesidad y accidente cerebrovascular, aunque sería el de invierno el que generaría mejores resultados.
En concreto, mantener permanente el horario de invierno reduciría la prevalencia nacional de obesidad en 0,78 puntos porcentuales y la prevalencia de accidente cerebrovascular en 0,09 puntos porcentuales. Pueden parecer cambios pequeños, pero equivaldrían a 2,6 millones menos de personas con obesidad y 300.000 casos menos de accidente cerebrovascular. Con respecto al horario de verano permanente, la prevalencia nacional de obesidad disminuiría en 0,51 puntos porcentuales, equivalentes a 1,7 millones de personas. Por su parte, el accidente cerebrovascular se reduciría en 0,04 puntos porcentuales, que son 220.000 personas.
¿Cuál es el mejor horario en España?
En España tenemos el horario GMT+1. Es decir, el horario del meridiano de Greenwich+1. Deberíamos tener justamente el GMT, ya que el meridiano de Greenwich pasa por la península ibérica. De hecho, hasta 1940 ese fue nuestro horario más generalizado. Por desgracia, el 16 de marzo de ese año, el dictador Francisco Franco decidió cambiar la hora con el fin de acompasarla con la de Alemania y otros países ocupados por los nazis. Esto dejaba a nuestro país con un horario que se aleja de las horas marcadas por el Sol. Pero, para colmo, en verano la situación es aún peor, ya que pasamos a tener horario GMT+2.
Con esto, supuestamente, se busca un ahorro energético. Sin embargo, los estudios más recientes apuntan a que no existe tal ahorro. Al menos, no es significativo.
Lo que sí es significativo es el desfase de los ritmos circadianos. Según explica en su libro Que nada te quite el sueño la cronobiología Mari Ángeles Bonmatí, el cambio de hora debería abolirse para mantener todo el año el horario de invierno. En él, recuerda también que eso no significaría que los días fuesen más cortos en verano. “La hora que marca el reloj sería una hora menos y la hora a la que anochece sería una hora antes”, aclara. “Pero no olvidemos que, por los movimientos orbitales de la Tierra, los días se seguirían alargando en verano y acortando en invierno”.

En definitiva, iríamos acorde con el Sol. Con el cambio de hora, aunque parezca que ajustamos los cambios que hace el Sol a lo largo del año, se hace un cambio brusco en solo 24 horas. Las horas de luz solar se van modificando, pero lo hacen mucho más despacio. Eso es lo que debemos buscar. Fluir con los movimientos de nuestro planeta alrededor del Sol. Todo lo demás es un cambio artificial que afecta a nuestros ritmos circadianos, nos deja cansados, irascibles y, según los científicos de la Universidad de Stanford, con más problemas de salud. Sí que vale la pena lo que Pedro Sánchez quiere proponer a la Unión Europea.