Si pensamos cuál es el espermatozoide más grande del mundo, quizás creeríamos que la clave está en el tamaño del animal. La ballena azul o el elefante, por ejemplo, serían grandes candidatos. Sin embargo, parece ser que los animales pequeños tienen soldaditos de unas dimensiones mucho más considerables. Sabiendo esto, podríamos pasar a creer que se trata de una cuestión de proporción. Hablamos del espermatozoide más grande en relación al tamaño corporal del animal que lo posee, ¿no?
Pues la verdad es que no. El espermatozoide más grande del mundo es el de una especie de mosca de la fruta. Pero no solo es grande en proporción al tamaño de la mosca. Es que es incluso mucho más grande que la mosca. Sí, sí, has leído bien.
Si la mosca puede permitirse tener un espermatozoide más grande que su propio cuerpo es porque, en el interior de los testículos, está perfectamente plegado. Como el prospecto de una caja de medicinas. Una vez en el aparato reproductor femenino sigue plegado, pero si se encuentra con el intento de entrada del esperma de otro macho se pone en marcha el despliegue. Cuando se abre solo hay espacio para uno. Todo es una cuestión de competitividad.
Las cifras del espermatozoide más grande del mundo
De media, una mosca de la fruta puede medir entre 4 y 5 milímetros de largo. Es cierto que hay distintas especies y que pueden variar un poquito, pero es más o menos la longitud de todas. En cambio, el macho de una de estas especies, Drosophila bifurca, produce espermatozoides de alrededor de 6 centímetros de largo. ¡Centímetros!
Este rasgo se describió por primera vez en un estudio publicado en Nature en 1995. Desde entonces se han estudiado mucho los motivos que pueden llevar a este insecto a tener el espermatozoide más grande del mundo. La conclusión, como hemos adelantado, es que le ayuda a competir con otros machos.

Una hembra puede aparearse con muchos machos y a todos les conviene que sus espermatozoides sean los que logren la fecundación. Por eso, se emplean estos espermatozoides perfectamente plegados, que se abren en todo su esplendor si en un encuentro posterior intenta entrar más esperma al tracto reproductivo de la hembra.
Los animales más grandes no lo necesitan
En un artículo publicado en IFLScience comparan el espermatozoide más grande del mundo con el de otros animales un poco o mucho más grandes que la mosca de la fruta. Concretamente se centran en el del ratón y el elefante.
El ratón, por ejemplo, tiene espermatozoides más cortos que los de la mosca de la fruta, pero curiosamente más largos que los del elefante. Esto se debe, de nuevo, a una cuestión de competitividad. Tampoco son animales monógamos, por lo que un espermatozoide grande ayuda a bloquear el paso a los de otros competidores. Sin embargo, el tracto reproductivo de la hembra ya es más grande, de modo que es más probable que haya espermatozoides que se pierdan. Para aumentar la probabilidad de que lleguen a buen puerto se necesita una cantidad mayor, de modo que deben ser de un tamaño más moderado. En el caso de las moscas, como el riesgo de que se pierdan en el pequeño tracto reproductor de la hembra es bajísimo, pueden invertir su energía en pocos espermatozoides de un grandísimo tamaño.

Y, finalmente, el elefante tiene espermatozoides minúsculos. Miden unos 56 micrómetros. Pero también es cierto que en cada eyaculación puede haber 200.000 millones de espermatozoides. Así, muy mal tendría que darse la cosa para que alguno no llegue a buen puerto. Además, si la proporción con el cuerpo del elefante fuese la misma que con el de la mosca de la fruta estaríamos hablando de alrededor de 90 metros de espermatozoide. Eso ya es demasiado.