No te cortes, gritar tacos en el gimnasio te hace más fuerte

No te cortes, gritar tacos en el gimnasio te hace más fuerte

A veces, cuando vamos al gimnasio no sabemos si estamos en una sala de máquinas de fuerza, un ring de boxeo o un barco pirata. Los gritos, a veces de verdadero dolor, e incluso los tacos y las blasfemias están a la orden del día. No voy a reproducir aquí ninguno, pero si sueles ir al gimnasio sabes exactamente a qué me refiero. Curiosamente, aunque a veces parecen más cuestión de chulería, los gritos sí que han mostrado ser beneficiosos a la hora de hacer un esfuerzo. Es cierto que tampoco hay que venirse muy arriba. Basta con un pequeño gruñido. ¿Pero qué pasa con los tacos? ¿Sirven tan bien de algo?

Esta pregunta si la hizo recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Keele y la Universidad de Alabama. Querían comprobar si decir estas palabras malsonantes podría ayudar al rendimiento, la concentración o algunos de los procesos mentales necesarios para llevar a cabo los ejercicios en el gimnasio. Por eso, idearon un experimento muy curioso.

Era un ejercicio maravilloso para personas estresadas, pues, si te tocaba en el grupo adecuado, básicamente consistía en gritar tacos sin que nadie te mirase mal por ello. Aunque, lógicamente, era un poco más extenso. Vamos a ver en qué consistió el experimento, pero antes, por ir adelantándonos, sí, decir tacos en el gimnasio, si funciona. 

¿Cómo se llevó a cabo este experimento?

El experimento constó de dos fases. En la primera, se le pidió a 88 personas de entre 18 y 65 años que pensasen una palabra que gritarían si se dan un golpe en la cabeza y otra neutral con la que podrían describir una mesa. Por lo tanto, los propios voluntarios podían elegir los tacos o las palabras no malsonantes que usarían. Después, se repartieron aleatoriamente en el grupo control, que tendría que pronunciar la palabra neutra, y el experimental, que se centraría en los tacos.

Todos tenían suficiente forma física para poder hacer un esfuerzo, que en este caso fue el mismo para todos. Sentados en una silla, usarían la fuerza de los brazos para levantar las nalgas del asiento y los pies del suelo. Mientras se mantenían levantados manteniendo el peso con los brazos el máximo tiempo posible hasta llegar a un minuto, tendrían que pensar repetir su palabra elegida sin apartar la vista del investigador. Sí, es un experimento un tanto bizarro.

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Mejoran la fuerza, el rendimiento y el estado de ánimo. Crédito: Freepik

Una vez finalizada esta flexión de silla, también tuvieron que responder una serie de preguntas sobre cómo se habían sentido durante el ejercicio. Se vio que los que dijeron tacos aguantaron más tiempo haciendo el esfuerzo; pero, además, tenían mejor autoestima y se sentían más distraídos. Las palabras elegidas les habían ayudado incluso psicológicamente. 

En la segunda fase, se contó con 94 participantes y, además de todo lo anterior, se añadieron más factores psicológicos a la encuesta. Las medidas en prácticamente todos fueron mejores para quienes usaron tacos.

¿Qué hacen los tacos por nosotros en el gimnasio?

Este estudio ha sido observacional. No se ha dado una explicación al motivo por el que decir tacos puede ser beneficioso en el gimnasio. Los autores creen que se debe a que gritar tacos en un entorno en el que no está tan mal visto ayuda a reducir la inhibición conductual, aumentando la activación.

Al eliminar esa contención, es posible rendir más en un esfuerzo. Según relatan los investigadores en el estudio, “la distracción cognitiva de la palabrota reduce el ancho de banda cognitivo disponible para reflexionar sobre la tarea de fuerza, lo que lleva a un intento más libre y sin restricciones”. Dicho de otra manera, decir tacos te distrae y evita que pienses demasiado sobre las consecuencias del esfuerzo. Simplemente aprietas. Lógicamente, tampoco debemos desinhibir por completo, pues podrían darse lesiones, pero siempre ayuda tirar de impulso. 

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Puedes aprovechar para pensar en alguien, pero no insultes directamente a nadie. Crédito: Freepik

El estudio tiene limitaciones. Por ejemplo, es imposible cegar a los participantes con un placebo. Saben que los tacos son tacos y las palabras neutras no. Podría haber cierta sugestión. Aun así, si la sugestión también ayuda en el estudio, igualmente ayudaría en el gimnasio. 

En definitiva, si eres de los que gritan y maldicen mientras levantan pesas en el gimnasio, no te sientas mal, en el fondo te beneficia. Incluso puedes aprovechar y gritar pensando en alguien. Quizás eso te dé aún más energías y de paso liberas las tensiones del día. 


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