Lo del intrusismo laboral en psicología es algo con lo que llevan lidiando muchísimo tiempo estos profesionales. Coaches, gurús y todo tipo de vendehumos fingen poder ofrecer las mismas herramientas que un psicólogo, a pesar de no estar capacitados para ello y suponer un peligro para los usuarios. A este problema ahora se suma la irrupción de la inteligencia artificial (IA). Sus algoritmos amenazan con suplantar muchas carreras profesionales y, por supuesto, la psicología no es una excepción.
De hecho, son muchísimas las personas que prefieren compartir sus temores o problemas de salud mental con un chatbot y dejarse llevar por sus consejos. Pero no tienen en cuenta que, por muy humanos que parezcan, los consejos de un chatbot se basan en lo que queremos oír como usuarios. Es cierto que el problema no es igual de grave en todos los países. En Estados Unidos se han suicidado al menos dos adolescentes después de un mal consejo de la IA o una relación tormentosa con un chatbot. Esto está más regulado en España, donde, por ejemplo, ChatGPT aconseja directamente buscar ayuda profesional a quienes le hagan preguntas sobre suicidio. Además, les facilita los números de teléfono de emergencia pertinentes.
Aun así, por muy regulado que esté lo más grave, la IA sigue sin estar capacitada para sustituir a un psicólogo. No puede leer el lenguaje no verbal del usuario, ni dispone de las herramientas adecuadas para analizar cada caso en su contexto. Dado que la salud mental es un tema muy delicado, intentar tratarla mediante algoritmos puede ser muy peligroso. Pero, antes de culpar por ello al usuario, deberíamos reflexionar sobre cómo puede el sistema en el que vivimos empujar a alguien a abrirse con un algoritmo antes que con un ser humano. En Hipertextual hemos hablado sobre ello con la decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental (COPAO), Mariela Checa. La verdad es que nos ha dado mucho sobre lo que reflexionar, pues no se trata solo de una cuestión de intrusismo laboral.
¿Por qué alguien se abriría antes con la IA que con un psicólogo?
Según un estudio realizado este 2025 desde la Universidad de Chicago, aproximadamente el 12 % de los adolescentes en Estados Unidos ha hecho consultas a la IA en busca de apoyo emocional. Otros estudios apuntan a que el 25 % de los estadounidenses hablarían antes con una IA que con un psicólogo. En España no hay datos tan concretos, pero son muchos los psicólogos que trabajan con adolescentes a los que estos les han confesado haber hecho alguna pregunta a ChatGPT. Estos son los que han confesado a un profesional, pero otros muchos pasarán desapercibidos.
Podríamos pensar que esto se debe al tabú que envuelve todo lo relacionado con la salud mental. No obstante, la población adolescente es la que más afectada se ve por esta cuestión, a la vez que también es la que más concienciada está sobre la importancia de la salud mental. Es una población para la que no se trata de un tema prohibido. Entonces, ¿por qué tantos de ellos recurren a la IA?

Para Checa, posiblemente se trata de una cuestión de falta de recursos. “Yo lo relaciono más bien con el poco acceso que tenemos en salud pública a los profesionales de la psicología, porque no hay suficientes para atender la gran demanda que hay”, explica.
“No todo el mundo se puede costear un psicólogo privado y, por desgracia, la salud mental, que debe de ser un derecho, se ha convertido en un lujo, un privilegio de unos pocos”.
Al no poder acceder a un profesional, es mucho más fácil y, sobre todo, barato, recurrir a la IA. Además, cuando algo nos atormenta emocionalmente, lo normal es que deseemos tener respuestas lo antes posible y eso en la sanidad pública, al menos en la española, es impensable. “Si tú pides ahora cita para que te atienda un psicólogo o psicóloga, te van a dar la cita no antes de 70 días”, especifica la decana del COPAO. “Y cuando te den la primera cita, para la primera sesión de seguimiento vas a tardar no menos de 4 meses”.
Esta es la situación en España, pero en otros países, como la citada Estados Unidos, es incluso peor. No es raro que la IA se esté dedicando al intrusismo laboral en psicología. Aunque, por supuesto, la culpa no es de los psicólogos, sino de un sistema que no les permite atender adecuadamente a los usuarios de la sanidad pública.
¿Por qué la IA nunca podrá sustituir a un psicólogo?
Que la IA haga intrusismo laboral en psicología es muy peligroso para los usuarios por muchos motivos. “La IA lo que hace es devolverte, de entre la información que tiene almacenada, la respuesta que ella intuye a través de las preguntas que tú le haces que quieres escuchar”, nos cuenta la psicóloga consultada para este artículo. “Al final, eso lo que provoca es que tú sigas preguntándole, que sigas enganchado a las respuestas que te da”. El objetivo en terapia no es que nos volvamos dependientes de ella, sino que tengamos las herramientas necesarias para enfrentar eso que nos preocupa.
Por otro lado, con la IA no se puede establecer un verdadero vínculo. “Dentro del éxito del proceso terapéutico, el vínculo que tú tienes con tu terapeuta tiene un porcentaje más alto que la herramienta o la técnica que se le aplique”. Esto no se puede conseguir con la inteligencia artificial. “La IA no tiene la capacidad de ejercer un vínculo emocional, pues no tiene mirada”.

Parte de ese vínculo reside en que un psicólogo es un ser humano que sabe cómo interpretar nuestras emociones dentro de nuestro propio contexto. “La IA no puede saber cómo te sientes, ni siquiera saber si estás llorando o no estás llorando, salvo que tu la informes”. Un psicólogo lo ve, no necesita que se lo digas. “La IA tampoco puede saber si tú estás más irascible o menos irascible esta mañana, ni va a detectar si algo te está afectando y se te puede abordar en ese sentido”.
En resumen, “la IA hace un resumen de toda la información que tiene y te devuelve respuestas en función de las preguntas que tú le has hecho, no en función de tus necesidades”.
Como ejemplo, Checa nos cuenta el caso real de una chica que estuvo muy enganchada a un chico que le gustaba, porque la IA le devolvía siempre un feedback positivo sobre su forma de comportarse con ella. Le daba lo que ella quería oír: que el chico también querría una relación con ella. Esto no era realista y al final le fue más difícil desengancharse de esa idea.
¿Cuáles son los riesgos del intrusismo laboral en psicología?
Los riesgos pueden ser más o menos graves, desde una persona cuyo malestar emocional se mantiene en el tiempo por no tratarlo adecuadamente, hasta alguien que se suicide, como desgraciadamente ha pasado ya al menos dos veces en Estados Unidos. De cualquier modo, el principal problema es la distorsión de la realidad. “Estamos distorsionando la realidad y, por supuesto, distorsionando el camino eficaz para solucionar los problemas”, señala Checa. “Otra cuestión importante que a lo mejor desde fuera no se ve tanto es que en el proceso terapéutico el terapeuta y el usuario trabajan conjuntamente hacia la posible solución”. Eso no se puede hacer con la IA. “Si a la IA tú le das una cosa y quieres que te devuelva la solución, tú no eres parte de la solución”.
Entonces, ¿debemos abandonar la IA por completo?
En realidad, ni Mariela Checa ni ninguno de los profesionales que lamenta el intrusismo laboral en psicología está en contra de la IA. Puede ser una herramienta muy útil para el profesional, pero no debe ser la clave para los usuarios. Un psicólogo puede usarla para resumir información sobre un tema que quiera investigar. Como profesional, sabrá con qué información quedarse y con cuál no. Pero alguien que la intente usar como sustituto de la terapia no sabrá qué respuestas se alejan por completo de la terapia que podría ofrecer un ser humano.

¿Seguirá este intrusismo laboral en psicología en un futuro?
Está claro que todo esto es solo el principio. La IA ha llegado para quedarse y cada vez tendrá más funcionalidades. Incluso hay quien considera que cada vez será más humana. Sin embargo, nunca podría llegar a sustituir a un psicólogo. Sería un problema que más y más personas creyesen en esta hipótesis. Aunque la decana del COPAO considera que este no será un problema en el futuro. “Yo soy muy optimista”, afirma. “Creo que va a llegar un punto donde va a chocar y, aunque puede haber alguna consecuencia grave, no va a seguir más allá”.
Puede que este intrusismo laboral muera de éxito. O puede que, por fin, se inviertan los recursos necesarios en la sanidad pública para que se pueda atender la salud mental como merece. Ese, posiblemente, sería el mayor mazazo que podría recibir la IA. De poco sirve insistir a la población en que deje de sustituir a los psicólogos por algoritmos si el acceso a un psicólogo sigue siendo un lujo. El malestar emocional requiere respuestas rápidas y eficaces. Si no queremos que nos gane la máquina y que lo paguen quienes menos lo merecen, ya va siendo hora de invertir en solucionarlo.

