Ni TikTok ni Instagram: así destrozan los vídeos cortos el cerebro de tus hijos

Ni TikTok ni Instagram: así destrozan los vídeos cortos el cerebro de tus hijos

Muchísimos padres, cuando se ven desbordados por las pataletas o las demandas de sus hijos, aprovechan para darles un teléfono móvil o una tablet y ponerles vídeos cortos de Instagram o TikTok en bucle. Hay niños que aprenden a manejar estos dispositivos antes que a andar. Debe quedar claro que en este artículo no vamos a juzgar a esos padres. A veces la vida nos atropella y debemos cubrir tantas necesidades a la vez que puede que no nos quede más remedio que hacer algo así. Al menos con las herramientas de las que disponemos. Sin embargo, sí que es importante concienciar sobre los riesgos que pueden suponer este tipo de gestos, ya que puede que, de saberlo, muchos padres lo harían, al menos, menos veces de las habituales.

Desgraciadamente, no existen muchos estudios sobre cómo afecta ver este tipo de vídeos cortos a los niños muy pequeños. La mayoría de investigaciones se centran en adolescentes. Sin embargo, basta con recordar que los bebés y niños de muy corta edad tienen su cerebro en pleno desarrollo, incluso aún más que los adolescentes, por lo que los efectos pueden ser aún más drásticos.

La profesora de psicología Katherine Easton, de la Universidad de Sheffield, ha hablado recientemente sobre ello en un artículo en The Conversation. Reúne algunos de los estudios que se centran en los efectos de los vídeos cortos en el cerebro de los adolescentes y los niños y analiza cómo pueden afectar especialmente a los más pequeños. La conclusión general es que sus efectos son incluso mayores de lo que podríamos pensar. Vamos a ver en qué consisten. 

Los vídeos cortos arrasan con la atención

Nuestro cerebro reacciona positivamente ante las sorpresas. En el fondo, procesar información nueva nos da más datos sobre el mundo que nos rodea y eso es muy útil cuando somos niños. Por eso, cuando ven vídeos cortos típicos de TikTok o Instagram, les generan mucho interés. Todos conocemos su formato. Cuando acaba un vídeo empieza otro y así sucesivamente. Poco a poco se va entrenando el algoritmo, de manera que los vídeos suelen estar relacionados, aunque siempre puede haber algunas sorpresa.

Sin embargo, para ser capaz de mantener la atención, el cerebro también necesita pausas. En general, las pausas son una herramienta clave del cerebro para, en cierto modo, reiniciarse y reforzar sus capacidades. Por ejemplo, en adultos se ha visto que las pausas son esenciales para alcanzar un rendimiento cognitivo óptimo. Si saturamos el cerebro, llegará un momento en el que ya no procese adecuadamente la información.

prohibición de las redes sociales a adolescentes
La mayoría de estudios se llevan a cabo con adolescentes. Crédito: Freepik

Con la atención pasa lo mismo. Si le estamos dando al cerebro estímulos continuamente, sin pausas para que se asiente lo aprendido, llega un momento en que pierde la capacidad de enfocarse en nada. Podemos seguir viendo vídeos una y otra vez, pero cuando uno sea un pelín más largo de lo normal, perderá nuestra atención. Los vídeos cortos de TikTok o Instagram están diseñados con ese fin precisamente. Son muy cortos para no perder nuestra atención. 

Por otro lado, como hemos visto que las sorpresas y lo inesperado son beneficiosos hasta cierto punto, nuestro cerebro suele recompensarlos con un chute de dopamina. Si no dejamos de ver vídeos con nuevos datos y nuevas imágenes, recibiremos tantos chutes que perderemos cierta sensibilidad. Puede darse algo muy parecido a lo que pasa con las adicciones. Cada vez sentimos menos placer, por lo que buscamos más y más estímulos.

Todo esto aplica al cerebro adulto. En el caso del cerebro de los niños, aún en plena formación, las consecuencias son aún más graves. Justamente en la etapa en la que están aprendiendo a centrar su atención, esta puede malograrse en sus cerebros si abusan de vídeos cortos de TikTok o Instagram.

También influye en el sueño

El uso de pantallas, así como un cerebro excesivamente estimulado, pueden provocar problemas de sueño. Se ha estudiado mucho en adolescentes, pero también es más que probable en niños. Por eso, si bien los vídeos cortos pueden ser problemáticos en cualquier momento, lo son aún más por la noche.

niña con móvil
Los efectos son aún peores por la noche. Crédito: Freepik

El gran problema de TikTok e Instagram

Ya hemos visto que el algoritmo se educa a base de vídeos cortos, pero que a veces puede haber sorpresas. Por eso, si dejamos a un niño pequeño viendo vídeos cortos de TikTok o Instagram, por mucho que el algoritmo esté entrenado con dibujos animados y animalitos, puede que de repente se encuentren con algo que no sea apto para su edad. Esto ocurre especialmente si les estamos dejando nuestras propias redes sociales, entrenadas con nuestro propio algoritmo. Lo que para nosotros es seguro, para ellos puede ser mucho más dañino.

Por eso, aunque está claro que a veces nos podemos sentir sobrepasados, lo ideal sería evitar que los más pequeños vean vídeos cortos. Si no queda más remedio que dejarles usar las pantallas un ratito, al menos que sea con vídeos que conozcamos y, a ser posible, largos. Los vídeos cortos de TikTok e Instagram pueden acabar causándoles muchos problemas. 


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