Todos conocemos a alguien que discute con demasiada frecuencia con los pitidos de su coche. Si no conoces a nadie, puede que esa persona seas tú. Sobre todo ocurre con conductores mayores, quienes llevan toda la vida conduciendo coches que no avisan cuando hay peligro de colisión o al salirse de las rayas marcadas del carril. Es lógico que, ahora, esos pitidos les resulten irritantes. Pero la realidad es que incluso quienes cogen un coche por primera vez pueden verse sobrepasados por los Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción (ADAS).
Consciente de esta situación, un equipo de científicos de Estados Unidos y Hong Kong quiso comprobar si esa irritabilidad que provocan los ADAS se queda solo en eso o puede ir más allá. ¿Podría ser que los pitidos del coche afecten incluso a la conducción? Si fuese así, sería totalmente contraproducente, ¿no?
Tras el estudio, estos científicos ya tienen una respuesta y es que, efectivamente, los pitidos del coche afectan negativamente a la conducción. Eso sí, antes de que vayas corriendo a desactivarlos, debes seguir leyendo esto.
No todos los ADAS son iguales
A la hora de realizar este estudio, sus autores han dividido los ADAS en dos tipos. Por un lado, los de alerta de riesgo inmediato. Estos son los famosos pitidos del coche. Por ejemplo, se tuvieron en cuenta los de riesgo de colisión, que hacen sonar una alarma cuando hay otro vehículo u objeto a una distancia corta del vehículo, y los de salida de carril. En segundo lugar nos encontramos con los ADAS informativos, que no utilizan pitidos para avisar sobre un riesgo inminente, sino que lanzan alguna señal avisando de que algo podría complicarse si no se soluciona. Por ejemplo, en este estudio se tuvieron en cuenta las alarmas de detección de punto ciego, con las que una luz parpadea a medida que un vehículo se acerca.
¿Cómo afectan los pitidos del coche a los conductores?
Para comprobar cómo afectan los pitidos del coche y el resto de ADAS a los conductores, estos científicos recogieron datos telemáticos de un importante fabricante de automóviles estadounidense. Estos datos, provenientes de más de 195.000 vehículos, mantienen el anonimato de los conductores, pero aportan datos generales que en conjunto pueden ser muy interesantes. En relación con el vehículo, algunos de estos datos son la velocidad, la aceleración y el número de viajes. Por otro lado, se ofrecen datos generales del conductor, como su edad, género o nivel de ingresos.
A bote pronto estos datos no nos pueden decir cómo es la conducción de una persona. Pero, en realidad, si se analizan en profundidad sí que pueden hacerlo. Por ejemplo, si la velocidad media del vehículo está muy por encima de la de otros vehículos similares, se entiende que el conductor corre demasiado. No se puede saber en qué momentos concretos se saltó un límite de velocidad, pero está claro que ha debido hacerlo en más de una ocasión. Por otro lado, al medir la aceleración también se mide la deceleración. Es decir, el frenado. Si los coches frenan a menudo y bruscamente también podría ser señal de una conducción un tanto temeraria.

Al comparar todos estos datos con la presencia o ausencia de ADAS, se vio algo interesante. Para empezar, los conductores que usaban solo las advertencias de colisión frontal y salida de carril tenían aproximadamente un 5 % más de incidentes por exceso de velocidad y un 6 % más de incidentes de frenado brusco, diariamente, en comparación con los conductores que no usaban ADAS. En cambio, quienes usaron solo la detección de puntos ciegos tuvieron un 9 % menos de incidentes por exceso de velocidad y casi un 7 % menos de incidentes de frenado brusco, en comparación con los conductores que no usaron ADAS.
¿A qué se debe todo esto?
Los autores de este estudio consideran que esto se debe a que los distintos tipos de ADAS ponen en marcha circuitos cerebrales diferentes. En el caso de las alarmas de peligro inminente activan el área de procesamiento del sistema cognitivo 1, asociada al manejo de respuestas rápidas, automáticas, intuitivas y con poco esfuerzo. Por el contrario, los ADAS informativos activan el área de procesamiento cognitivo del sistema 2, en la que las respuestas son conscientes, lógicas y reflexivas. Además, requieren más esfuerzo.
Los conductores a los que se les activa el sistema 1 normalmente se confían, pensando que el coche les solucionará los problemas en caso de que lleguen. Por lo tanto, actúan sin pensar. Dejan todo el peso de la responsabilidad en los ADAS y eso les hace actuar con más impulsividad, desplazándose a más velocidad y frenando más bruscamente. En cambio, con el sistema 2 actúan desde la reflexión y la precaución.

No dejes de usar los ADAS
A pesar de provocar una conducción más impulsiva, este estudio demuestra que los pitidos del coche reducen las colisiones en comparación con los vehículos que no llevan ningún sistema de alerta. Por eso, aunque nos vuelvan un poco locos, no es buena idea desactivarlos. Eso sí, estaría bastante bien que los fabricantes de coches buscaran una forma de avisar del riesgo sin desencadenar esa impulsividad. Al final, las neurociencias son necesarias para todo. Incluso para fabricar un coche.