Materialistas tiene todo para conmover y emocionar. Por un lado, la historia de Lucy (Dakota Johnson), una casamentera de profesión que presume de saber la fórmula exacta del amor. Algo que, casi por accidente, la llevará a tener que admitir que, en realidad, el sentimiento más humano de todos sigue siendo un misterio para ella. Al otro lado, se encuentra Harry (Pedro Pascal), un hombre en apariencia perfecto que la hará cuestionarse todo lo que ha creído en su vida.
Por último, se encuentra John (Chris Evans), la encarnación del amor romántico, ideal, pero que no alcanza las exigencias más mundanas de Lucy. Juntos, protagonizarán un romance que se vuelve cada vez más doloroso, realista y sincero a medida que comprenden el valor de amar y ser amado. Un giro de los acontecimientos que sorprende por su madurez y sensibilidad. Pero no es la primera vez que esta historia llega al cine. De hecho, la cinta escrita y dirigida por Celine Song es una adaptación libre de Emma, la inmortal novela romántica de Jane Austen, publicada en 1815.
De hecho, Materialistas y la aclamada novela comparten múltiples elementos. Por un lado, el hecho de que su protagonista dedica tiempo, interés y esfuerzo a tratar de que todas las mujeres a su alrededor encuentren el amor. En el libro de la escritora británica, el personaje titular es una casamentera que intenta que ninguna de sus amigas solteras se quede atrás en la complicada travesía de contraer matrimonio. Y de la misma manera que Lucy, el personaje de Dakota Johnson, tiene una visión cínica del amor que, claro está, cambiará cuando termine por enamorarse.
Un romance universal para una cinta contemporánea

En Materialistas y de la misma forma que Emma, Lucy está convencida de que hacer que dos solteros formen la pareja perfecta es sencillo. Tanto como para que el libro y la película dediquen buena parte del comienzo de su argumento a narrar la aventura de amar. Para ambas historias, un buen romance se sostiene no solo sobre los puntos más idílicos, sino también los más mundanos. Por lo que Lucy, al igual que Emma de Jane Austen, está convencida de que ninguna relación puede prosperar sin ser, también, financieramente beneficiosa para ambas partes.
Celine Song, que reveló haber sido casamentera profesional durante su juventud, transforma entonces la novela de Austen en una reflexión sobre el deseo. Eso, al reflexionar acerca de los elementos que, en realidad, sostienen un romance destinado a perdurar en la actualidad. Mucho del encanto de Materialistas reside en la posibilidad de convertir el amor, las relaciones y el porvenir en pareja, en preguntas por responderse. Desde la convicción de que el sentimiento por sí solo es suficiente en una relación, hasta indagar en los aspectos más prosaicos de un vínculo romántico.

Lo cierto es que Materialistas utiliza el juego del romance de la misma manera que, en su momento, lo hizo Jane Austen en Emma. Lucy debe decidir entre dos hombres. Uno es el perfecto candidato, atractivo, adorable y acaudalado. El otro, un perdedor adorable del que ya se alejó una vez por su incapacidad para brindarle estabilidad. Por lo que la decisión de Lucy no solo se refiere al amor que siente por uno o por el otro. También es una exploración acerca de sus expectativas sobre lo que el amor puede ser.
Felices para siempre, al estilo Jane Austen

Por supuesto, como en toda historia de amor que se precie, Materialistas tiene un final feliz. Y uno que habría hecho sentir orgullosa a la mismísima Jane Austen. Lucy termina por comprender que, a pesar de que Harry reúne todos los elementos del hombre ideal, nada es tan sencillo en el romance. Por lo que escoge a John, el amor más honesto y el que más riesgos conlleva, pero sin duda, el más real y profundo. Un giro de trama que inmediatamente recuerda a Emma y a la forma en que Jane Austen brindó una conclusión encantadora al relato de su personaje.
Más allá de sus momentos incómodos, divertidos y dolorosos, Materialistas logra que la comedia romántica encuentre una madurez novedosa. Eso, al explorar a sus personajes como hombres y mujeres imperfectos, que apuestan todo por encontrar el amor. Incluso en ese extremo, la película de Celine Song rinde tributo a Jane Austen. En una de las últimas partes de Emma, la escritora insiste en que el amor es el final de todas las historias, porque el corazón así lo desea. Una frase que podría resumir la manera en que Materialistas profundiza en el romance, sin dejar a un lado los elementos más realistas, sobre el acto de amar o. Uno de los puntos más altos de la cinta.