Por fin ha llegado a Netflix Jay Kelly, una de las películas más esperadas del año en la plataforma con George Clooney como protagonista. Tras su breve paso por cines seleccionados, la compañía lanza en streaming el filme, dirigido y escrito por el nominado al Oscar Noah Baumbach (Historia de un matrimonio, Ruido de fondo). Se trata de una comedia desgarradora y ácida que pretende ser a la vez crítica y carta de amor al cine y a las personas que componen la industria. También, una cinta que apunta directa a los Premios Oscar 2026.
La película sigue al famoso actor Jay Kelly (George Clooney) que, junto a su fiel representante Ron (Adam Sandler) y el resto de su equipo, se embarca en un viaje vertiginoso —y sorprendentemente profundo— por Europa. A lo largo del camino, se ven obligados a enfrentarse a las decisiones que han tomado en el pasado, a sus relaciones personales y al legado que dejarán.

Jay Kelly
ganadora del Festival de Sitges 2023, es mucho más que una buena película de terror. También es un relato con aires fatalistas, acerca del mal que habita en cada ser humano y lo que podría ocurrir, de desatarse en toda su potencia. Descarnada, brutal y repugnante, la película rompe todo límite y se convierte en terror sin atenuantes.
Una fábula nostálgica
Con Jay Kelly, Noah Baumbach y George Clooney nos presentan una visión muy particular de la industria cinematográfica. Ambientada en el presente, pero en un tiempo irreal, donde todo aparece distorsionado y bañado por un halo onírico, nostálgico y triste. Eso sí, siempre desde un falso realismo. Director y actor, que llevan décadas en el sector, miran a su propio negocio con los ojos de quien ve cómo la modernidad ha llegado y ya no reconoce del todo lo que un día amó. Exactamente lo que, a su vez, siente el protagonista, trazando un bello juego metaficticio. Su mirada es la de Jay.
La historia de Jay Kelly es el retrato de ese coste que asumen las estrellas de Hollywood por convertirse en lo que son. La fama, el dinero y la vida perfecta y frenética conllevan la pérdida de la dimensión humana del individuo. Y es ahí donde incide la película. El narcisismo exagerado del que hace gala su personaje sirve de eje conductor para una comedia muy dramática que no tiene miedo de atizar y poner el dedo en la yaga, aunque siempre desde una posición de benevolencia y sentimentalismo.

El filme se ríe con amabilidad de los excesos, de esa burbuja que se crea alrededor de las celebridades que pierden por completo la brújula de la realidad. Jay Kelly quiere abrir la industria hasta las entrañas: sets de rodaje, reuniones con directivos, audiciones, junkets de prensa, ofrecimiento y rechazo de papeles, homenajes en festivales… Desde su propio prisma, nos cuenta una fábula sobre el mundo del cine. Quizá no la más real, pero que sí mantiene su propia verdad.
Es cierto que el ritmo y su duración pesan. Son más de dos horas de una película en general monótona en su tono, con apenas algunos sobresaltos salpicados por su metraje. Pero en ningún momento se queda parada en ese viaje al corazón de sí misma y de su protagonista. Su humor funciona bien y es dinámico, pero son las escenas emotivas donde Jay Kelly rebosa y alcanza cotas muy altas de cine. En especial, ese impresionante, descarado y lacrimógeno final.

George Clooney en el papel de su vida
La elección de George Clooney como protagonista de Jay Kelly es, sencillamente, brillante. El actor ofrece el papel de su vida en un doble sentido. Por un lado, porque es seguramente el trabajo en el que mejor está desde hace muchísimo tiempo. Transmite una verdad y una emoción tremendas sin perder en ningún momento la vis cómica que le exige el personaje. Pero es que, además, al interpretar a un actor de éxito sesentón, nos está regalando una suerte de trasunto de su propia figura, como si se riera de sí mismo.
Obviamente esto no quiere decir que el personaje de Jay Kelly sea George Clooney. Quizá sí o quizá no, eso solo lo saben sus más cercanos. Pero la narrativa sobre el actor real, con ese perfil de conquistador seductor y carismático, capaz de los más grandes éxitos, es la que el guion imprime también en el protagonista. La película juega conscientemente con esa dualidad para hacerse aún más cercana y certera para el espectador, que entra en una fantasía de ver al verdadero Clooney en pantalla y no a un personaje.

Junto a él, el resto del reparto está magnífico, aunque merecen especial mención Laura Dern y, sobre todo, Adam Sandler. El actor vuelve a sorprender con un papel monumental, uno de los secundarios más sentidos del año. Su personaje se convierte en el corazón de la película. Una metáfora inequívoca de lo mucho que cuesta soltar ciertas cosas en la vida, incluso aunque sepamos que nos hacen daño. No sería extraño verle en la terna por los premios.
En resumen, con Jay Kelly Netflix estrena una muy buena película especialmente diseñada para los aficionados a las comedias dramáticas y al mundo del cine en general. Una bucólica, triste y melancólica historia de personaje con un George Clooney estelar y un Adam Sandler en estado de gracia. No es perfecta. Es larga de más y se atasca a ratos. Pero para terminar de compensar, cuenta con un final tremendo.

