Tanto las personas team verano como las team invierno tienen sus propios argumentos para defender su postura. Algunos son bastante cuestionables, pero otros son imbatibles. Por ejemplo, los defensores del invierno defienden que con el frío te puedes poner en la cama todas las mantas que quieras y vestirte con miles de capas, pero con calor como mucho puedes desnudarte. Llegados a ese punto, ya no hay nada que hacer. Ahora bien, ¿y si sí lo hubiera? En TikTok se han puesto recientemente de moda las mantas refrescantes. Muchas personas aseguran que ha sido un antes y un después para su descanso en días de calor. Ahora bien, ¿es algo así como un efecto placebo o de verdad refrescan?
La investigadora del Instituto IMDEA de Materiales María Dolores Martín Alonso ha escrito un artículo en The Conversation sobre este tema. Según cuenta, las mantas refrescantes convencionales, esas que suelen salir en los vídeos de TikTok, no son tan refrescantes como prometen. Al menos no por mucho tiempo. No obstante, sí que hay algunos materiales que pueden ofrecernos un frescor duradero de una forma bastante interesante.
De momento esos materiales se usan más habitualmente para la confección de ropa deportiva, pero pueden servir perfectamente para hacer mantas refrescantes. Además, las mantas refrescantes no son interesantes solo para los humanos. Hace tiempo que se venden también para mascotas. Si hay un opción que las mantenga frescas durante más tiempo, serían todo ventajas.
¿Cómo funcionan la mayoría de mantas refrescantes?
Los tejidos refrescantes lo son por su facilidad para transferir el calor de nuestro cuerpo a la propia tela. No todos los materiales conducen igual el calor. Martín Alonso pone como ejemplo un pasamanos al sol. Si es de metal, apenas podremos tocarlo de lo caliente que se pone, mientras que con uno de madera no habría problema. Esto se debe a que el metal conduce mejor el calor.
En el caso de las mantas refrescantes, están hechas de tejidos que conducen bien el calor desde nuestro cuerpo hacia fuera. Es, por ejemplo, el caso del nylon o el polietileno modificado. Sin embargo, como bien han contado muchas personas en sus vídeos de TikTok, la sensación de alivio apenas dura un rato. Después, por lo general, vuelve el calor. Esto se debe a que, una vez alcanzado el equilibrio térmico, el tejido no sigue absorbiendo calor. Dicho equilibrio hace referencia al estado en el que dos cuerpos en contacto igualan sus temperaturas.
La tela está más fría que nuestro cuerpo, por lo que conduce parte de nuestro calor; pero, si no hay manera de que este se disipe, el frescor durará muy poco. No se puede acumular más calor en la manta. Para solucionarlo, se puede usar la manta refrescante en habitaciones bien ventiladas o con aire acondicionado, de modo que haya un ambiente más frío al que se pueda disipar ese calor para seguir igualando la temperatura. El problema es que si usamos aire acondicionado en realidad no tiene mucho sentido añadir la manta.
¿Existen otras opciones?
Si de verdad queremos ahorrar electricidad y usar una manta refrescante que no requiera aire acondicionado aún queda esperanza. Existen un tipo de materiales conocido como PCM, por las siglas en inglés de materiales de cambio de fase, que promueven un efecto frío mucho más duradero. Lo hacen, como su propio nombre indica, gracias a la física de cambio de fase.
Y es que, cuando se da un cambio de fase, un material absorbe mucho calor durante mucho tiempo, pero sin variar su temperatura. Por ejemplo, cuando el hielo se derrite se mantiene mucho tiempo absorbiendo calor, pero no se mueve de los 0 ºC hasta que todo el hielo es ya agua líquida. Los materiales que propone Martín Alonso en su artículo cambian de fase a temperaturas entre 18 ºC y 21 ºC, que son justamente a las que nos sentimos más cómodos. Por eso, un tejido relleno con nanopartículas de PCM ofrece ventajas que no ofrecen las mantas refrescantes convencionales. Estarían absorbiendo calor, en un principio de la misma manera, pero una vez llegados a esos maravillosos 20 ºC se seguiría absorbiendo más y más calor mientras que quedase material sin cambiar de fase en su interior. Esto promueve un enfriamiento muy duradero. Y lo mejor es que luego, si se deja al aire, el material se recupera y se puede volver a empezar. Como hielo que se vuelve a congelar.
Podríamos verlo como una manta refrescante llena de cubitos de hielo que se derriten justo a la temperatura que nos hace sentir más cómodos, por lo que duran mucho más y nos mantienen fríos más tiempo.
¿Cómo funcionan las mantas refrescantes de los perros?
Por otro lado tenemos las mantas refrescantes de los perros, que actúan por pura presión. Cuando nuestras mascotas se tumban sobre ellas, la presión activa una reacción química que necesita energía para seguir llevándose a cabo. Esa energía procede justamente del cuerpo del animal, que emite energía en forma de calor. Por lo tanto, se puede refrescar durante un ratito.

El problema, de nuevo, es que llega un momento en el que no hace falta extraer más calor para seguir llevando a cabo la reacción, por lo que los materiales PCM siguen siendo una mejor opción. Además, no se necesita presión, por lo que podemos envolvernos en la manta sin necesidad de tumbarnos y hacer presión. Viendo lo que se nos viene encima con el calor, explorar en estos materiales parece una buenísima opción.