‘Expediente Warren: El último rito’, crítica: un final mediocre para una saga legendaria

‘Expediente Warren: El último rito’, crítica: un final mediocre para una saga legendaria

Expediente Warren: El último rito intenta ser un cierre digno para una de las sagas de terror más longevas del cine contemporáneo. Pero, más que eso, se esfuerza por brindar punto final a todo el recorrido de los icónicos Ed y Lorraine Warren a través de la franquicia. La razón es obvia: el carismático matrimonio de autoproclamados demonólogos interpretados por Patrick Wilson y Vera Farmiga son una rareza en el género. No solo por adaptar a una pareja polémica de la vida real, sino por la inusual carga emotiva que comparten. Más allá de las batallas contra espectros, demonios y muñecas poseídas, Expediente Warren exploró en la historia de la pareja.

Por ese motivo, la última entrega — la película número cuatro de la franquicia principal — es mucho más una despedida al matrimonio que una historia de terror. Lo cual no sería un problema si el director Michael Chaves — que también dirigió Expediente Warren: Obligado por el demonio— no tuviera tantas dificultades para mantener un equilibrio en el tono de la cinta. Por un lado, se esfuerza en mostrar cómo la relación de Ed y Lorraine atraviesa una etapa compleja, ahora que la salud de él es cada vez más precaria. Al otro, todo lo que ocurre en la casa de los Smurl, las nuevas víctimas de los poderes siniestros contra los que el matrimonio debe luchar.

Entre ambas cosas, hay una serie de situaciones que se mezclan entre sí de manera poco clara: conversaciones conmovedoras entre los Warren, terror entre los Smurl. Tampoco ayuda demasiado que el director prescinda casi por completo de los efectos prácticos, en favor de los digitales, algunos notorios y casi irrisorios. Por lo que las secuencias más importantes — o las que deberían provocar terror — terminan siendo anticlimáticas. 

Una historia compleja para ‘Expediente Warren: El último rito’

Eso, a pesar de que la historia se plantea con más orden de lo que podría esperarse en una película tan llena de personajes y situaciones. Eso, gracias a que, al contrario que en la anterior entrega de la saga, el guion de Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick es más preciso con los detalles del caso. Por lo que se toma el tiempo de mostrar lo que vive el matrimonio formado por Janet (Rebecca Calder) y Elliot (Elliot Cowan). 

En varias secuencias que recuerdan de forma notoriamente intencional a Expediente Warren: The Conjuring (2013), la película presenta a sus personajes. La cámara va y viene entre habitaciones y personajes, en un intento de puntualizar quién es quién en la trama. Pero Michael Chaves carece de la habilidad de James Wan para convertir una simple velada familiar en algo más tenso. Por lo que hay mucho de apresurado y confuso en la forma de describir el hecho sobrenatural en la casa de la familia.

Dos familias luchando contra el mal

Pero lo esencial queda claro: la casa en la que viven los Smurl está llena de actividad sobrenatural. Y todas provienen de un espantoso espejo con marco de madera que se presenta como objeto maldito desde las primeras escenas de la película. Las puertas se cierran, hay voces escalofriantes y las hijas de la familia son asediadas cada vez con mayor frecuencia por una entidad violenta. No obstante, la cinta tiene reales problemas para lograr establecer su atmósfera. En realidad, se echa de menos efectos prácticos y un tipo de terror más sutil, que solo una colección de sobresaltos y horrores de medianoche. 

También pesa sobre la película que casi todas las entregas de la franquicia, a excepción de la tercera, tengan un núcleo más o menos parecido. Una casa embrujada que se convierte con una rapidez espeluznante en una trampa para sus dueños. De hecho, el parecido de los Smurl con los Perron de la primera entrega, es más que evidente. Ambas son familias numerosas, con un padre reacio a creer en lo que ocurre y sin los medios para abandonar la casa en la que viven. Por lo que hay algo predecible — cuando no, directamente plano — en la forma en que la película plantea los sucesos. 

Quizás el punto más interesante y que le salva de ser un completo desastre, es que el argumento establece inmediatos paralelismos entre los Warren y los Smurl. Ambas familias están atravesando un momento duro y finalmente, se tendrán que apoyar entre sí para salir adelante. Por lo que, cuando finalmente Ed y Lorraine decidan enfrentarse a la entidad que amenaza a los Smurl, la película encuentra sus momentos más emotivos. 

Para Ed, el riesgo de morir es mucho menos importante que permitir que la escalada de la violencia contra los Smurl continúe. Lorraine le acompaña, convencida de que es lo único que puede hacer en mitad de una situación que se descontrola con rapidez. Algo que le da un giro singular al acostumbrado e inevitable exorcismo biblia en mano, que tarde o temprano ocurre en saga. 

Fan service para todos los gustos

Por supuesto, Expediente Warren: El último rito tiene muy presente que es la última película de, al menos, la parte de la saga que atañe a Ed y a Lorraine. Por lo que hay guiños, recuerdos y menciones a todo lo que, antes o después, los personajes han vivido — o a lo que se han enfrentado— a lo largo de las diferentes historias. Algunos están bien logrados, pero otros son apenas referencias cruzadas para fanáticos sin nada que aportar. Que no hacen más que ralentizar la cinta, que le cuesta avanzar en su primera hora.

De hecho, uno de los problemas de la cinta es lo reiterativa, lenta y a veces aburrida que puede resultar. Ed y Lorraine van de un lugar a otro, mientras una docena de sucesos distintos atacan a los Smurl. Al mismo tiempo, la película también tiene tiempo para profundizar en Judi, la hija del matrimonio, interpretada ahora por Mia Tomlinson. Como se recordará, la chica también tiene capacidades y ahora, es un punto a tomar en cuenta. Más anecdótico es incluir a su novio Tony Spera (Ben Hardy), que más adelante terminará por ser su esposo. 

Paso a paso y de manera muy trabajosa, Expediente Warren: El último rito, se adentra en su propia mitología y también deja la puerta abierta para nuevos añadidos. Algo más evidente que la participación de Judi y de Tony, además de la insistencia en recordar que siempre hay que luchar contra el mal. Mientras todo eso ocurre, la entidad que azota a los Smurl se vuelve imparable, hasta un final que, aunque no decepciona, es mucho menos sólido de lo que podría ser. 

Una despedida correcta y nada más

Expediente Warren: El último rito hereda mucho de los problemas de la saga, en particular, su tendencia a repetirse y a ser en exceso sensiblero. Con todo, se trata de un adiós interesante para dos personajes que cierran un ciclo — aunque es inevitable volverán de una manera u otra — y además, demuestran el valor de la franquicia entera. 

Tal vez se echa de menos que Michael Chaves fuera más arriesgado o menos rutinario al contar una historia de terror. Pero la química fácil y vívida entre Patrick Wilson y Vera Farmiga, sostiene la película entera y le brinda su curiosa personalidad. Al final, la cinta deja claro que un adiós emocionado a sus personajes, como lo demuestran sus interesantes créditos, con escenas reales del archivo de los Warren. Un homenaje conmovedor para la controvertida pareja. 


Fuente original

Comments

No comments yet. Why don’t you start the discussion?

Deja un comentario