ATENCIÓN: El artículo contiene SPOILERS del final de Predator: Badlands.
La espera ha llegado a su final porque Predator: Badlands, la séptima película de la saga Depredador, ya ha está en cines. Se trata, además, de la tercera dirigida por el cineasta Dan Trachtenberg tras Predator: La presa y Predator: Asesino de asesinos, aunque la primera que llega a los cines. El proyecto era uno de los blockbusters más esperados para este fin de año. Y, por fin, los fans pueden disfrutar de él en todo el mundo.
Ambientada en el futuro en un planeta remoto y letal, Predator: Badlands sigue a un joven depredador, Dek, marginado y desterrado por su clan. Este Yautja es considerado como el eslabón débil, por lo que debe demostrar su valía para ganarse el favor del resto de su especie. Así, se embarca en un peligroso viaje en busca de su adversario definitivo. Una aventura en la que encuentra una aliada inesperada en Thia, una sintética varada de la compañía terrícola Weyland-Yutani.
En los compases finales de la película, Predator: Badlands nos presenta la batalla definitiva. Solo que no es contra el Kalisk, como se nos había planteado. En realidad, el gran peligro es el ejército de sintéticos de Weyland-Yutani, que ha capturado a la enorme criatura y también a Thia. Dek logra salvarlos con todo lo que ha aprendido del planeta junto a Bud, derrotándolos a todos hasta acabar con Tessa. La hermana de Thia ha logrado matar al Kalisk, convirtiéndose en el nuevo principal depredador rival. Por eso, matarla y reclamar su cabeza se convierte en la nueva forma de Dek de demostrar su valía como Yautja.
El final de Predator: Badlands
Una vez que lo ha conseguido, Dek viaja hasta su planeta natal para reclamar su lugar entre su especie. Pero su padre sigue sin estar conforme y ambos acaban enfrentándose en una brutal pelea final en los últimos minutos de Predator: Badlands. Gracias a sus nuevas habilidades, Dek consigue vencer, con Bud rematando (otra vez) al padre del protagonista y culminando la venganza de Dek para su hermano.
De esta manera, las tres criaturas han obtenido un destino muy distinto al que siempre habían pensado. Dek ya no será un cazador solitario perteneciente a los Yautja. Thia ya no será una sintético a las órdenes exclusivas de Weyland-Yutani. Y Bud ya no será el animal más peligroso de su planeta. Los tres han perdido a sus familias, pero han encontrado un grupo con el que vivir nuevas aventuras. Así, el final de Predator: Badlands demuestra que los nuevos protagonistas tienen un potencial infinito con nuevas historias por vivir en el futuro.
¿Habrá secuela de Predator: Badlands?
Pero, no contentos con eso, Predator: Badlands presenta una secuencia final que abre directamente la puerta a una secuela. Y es que, tras vencer al padre de Dek, sobre ellos aparece una amenazante nave espacial. “¿Son amigos tuyos?”, le pregunta Thia al Depredador. “Es mi madre”, contesta él. Con esta lapidaria frase, la película funde a negro y da paso a los créditos.
Parece evidente que el director Dan Trachtenberg tiene un plan de futuro para los protagonistas tras el final de Predator: Badlands, que podría tener secuela. La madre de Dek se antoja como una nueva gran villana a la que derrotar. Por no hablar de que la amenaza de Weyland-Yutani sigue presente y podría llevar a este improbable trío a un enfrentamiento con el otro monstruo de la franquicia: el xenomorfo de Alien.
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Ambas opciones parecen estar sobre la mesa en las oficinas de 20th Century Studios: Sin embargo, a pesar de ese final, lo cierto es que Disney aún no ha dado luz verde a la secuela de Predator: Badlands. Lógicamente, el estudio quiere esperar para ver cómo funciona el título en taquilla y si los espectadores de verdad tienen apetito por esta saga más allá del streaming. En caso de que la cinta tenga buenos números, es de esperar que La Casa del Ratón ponga en marcha una o varias películas más de Depredador, continuando con la historia de Dek, Thia y Bud.
