De que va ‘Las guerreras k-pop’ el inesperado éxito de Netflix

De que va ‘Las guerreras k-pop’ el inesperado éxito de Netflix

Las guerreras k-pop (2025), disponible en Netflix, es mucho más que el más reciente y arriesgado experimento visual de Sony Pictures Animation. También demuestra, que el fenómeno del K-pop no solo ha redefinido la industria musical, sino que también ha comenzado a impregnar a otros formatos del mundo del entretenimiento. Por lo que la película intenta mezclar en un mismo escenario, todo lo que hace al mundo de la música pop coreana un suceso en constante crecimiento. Eso, con una gran banda sonora que no tiene nada que envidiar a los éxitos de agrupaciones como BTS o BlackPink.  

Pero lo más curioso es su premisa, que mezcla elementos mitológicos con otros, propios del género de superhéroes. Para eso, el guion de Danya Jimenez y Hannah McMechan, sigue a Huntrix, un trío de K-pop de chicas con habilidades especiales que combinan talento musical con poderes de combate. En sus momentos fuera del escenario, luchan contra criaturas infernales, armadas hasta los dientes con tecnología rosa chillón. De modo que Mira (May Hong), Rumi (Arden Cho) y Zoey (Ji-young Yoo) deberán alternar sus presentaciones en vivo, con batallas campales contra el mal.

Sin embargo, por disparatado que pueda parecer, Las guerreras k-pop logra mezclar lo sobrenatural con el glamour de los escenarios pop coreanos. Además, añade a su premisa un giro en concreto que le brinda mayor profundidad. Este grupo de guerreras no actúa solo, sino que se conecta con sus seguidores. De modo que sin su base de fans, Huntrix no podría batallar contra las legiones de criaturas malignas que acechan el mundo. La analogía es directa y poco disimulada. Las estrellas del pop surcoreano no serían tan poderosas sin su legión de seguidores entregados, algo que esta película toma literalmente al convertir la energía emocional de los fans en una barrera mágica. 

Un punto de partida original para ‘Las guerreras k-pop’

La cinta parte de ese pacto no escrito entre ídolos y fandom, y lo reinterpreta como un sistema de defensa global contra el mal. Un punto que la trama explora con una animación colorida y frenética, que combina las extravagancias visuales del anime con un punto de vista más tradicional. Una decisión que hace que la trama vaya de conciertos con aires realistas, a gestos exagerados y caricaturescos, casi en la misma escena. 

Por supuesto, no es algo nuevo para Sony Pictures Animation, un estudio que ha sabido explorar formatos innovadores como con Spider-Man: Cruzando el Multiverso. De modo que en lugar de seguir la lógica de un musical convencional o de una aventura mágica genérica, Las guerreras k-pop va más allá. Eso, al unir ambos mundos bajo una capa de humor, acción sobrenatural y referencias culturales pop. 

El truco está en cómo la película construye esa tensión entre el artificio de peleas y la emoción real. Y justo cuando parece que el guion se inclina por el cliché, aparece el grupo rival: los Saja Boys. No solo son enemigos, sino también una sátira del K-pop masculino, una banda diseñada para tentar tanto a los fans como a las protagonistas al “lado oscuro”. Y que, para sorpresa de nadie, terminan por ser la fachada perfecta para los demonios en busca de tentar y atacar al mundo. 

Un enfrentamiento milenario sobre un escenario pop

Parte del acierto del guion, es enfocar su atención Rumi, una joven dividida entre su rol como cazadora y su linaje demoníaco. Se trata de un personaje complejo que, además, resume los dos puntos principales de la trama. Hija de un ídolo pop y una entidad maligna, carga con una ambigüedad que alimenta gran parte del conflicto interno del filme. La historia toma esta dualidad como motor del relato sin caer en el dramatismo melodramático. 

La revelación sobre su origen ocurre rápidamente, evitando vueltas innecesarias, y permite que la película entre en terreno más interesante: ¿qué pasa cuando el enemigo se vuelve atractivo? Jinu, el antagonista con cara de estrella juvenil, resulta tan encantador que ni Rumi ni el espectador pueden evitar sentirse atraídos. El guion juega con esa tensión entre el deber y el deseo, añadiendo una subtrama romántica que si bien no rompe moldes, sí aporta dinamismo. Lo que realmente la distingue es cómo se integra esa narrativa en un entorno estilizado que recuerda más a una mezcla de videojuego con videoclip que a un film tradicional.

Uno de los grandes logros de Las guerreras k-pop es que las escenas de acción no se limitan a enfrentamientos físicos; están coreografiadas como si fueran videoclips. Cada ataque, cada defensa, tiene ritmo y estilo. Por lo que la película tiene mucho de un gran espectáculo, en medio de una historia de amor trágica y una de crecimiento. Mucho del éxito de la película, radica en que puede ser tan divertida como conmovedora. También, inesperadamente profunda al desarrollar el sufrimiento de sus personajes o sus puntos más oscuros. Todo eso sin olvidar la buena música.

Buena música para fanáticos

KPOP DEMON HUNTERS – When they aren’t selling out stadiums, Kpop superstars Rumi, Mira and Zoey use their secret identities as badass demon hunters to protect their fans from an ever-present supernatural threat. Together, they must face their biggest enemy yet – an irresistible rival boy band of demons in disguise. ©2025 Netflix

Como era de esperar, la música cumple un rol vital en Las guerreras k-pop. No basta con que la película trate sobre ídolos: debe sonar como una producción del K-pop real. Y aquí acierta. La banda sonora combina idiomas, estilos y ritmos con habilidad. Las canciones están bien distribuidas y no se sienten forzadas, aunque claramente han sido construidas para venderse como singles. Entre las voces más reconocidas del panorama alternativo y comercial se encuentran artistas como Audrey Nuna y Rei Ami, lo cual eleva la propuesta sonora. 

El dueto entre los personajes principales, además de efectivo narrativamente, se convierte en uno de los momentos más memorables. Lo curioso es que la película logra integrar sus secuencias musicales con tanta naturalidad que uno podría olvidar que está viendo un musical. Eso, en sí, es todo un logro. Lo que podría haber sido un producto más de fórmula termina siendo una experiencia llamativa, divertida y, en muchos sentidos, inesperada. Las guerreras k-pop no busca reinventar el cine animado, pero sí lo moldea a su antojo para hablarle directamente a los fanáticos del género e incluso, los que no lo son tanto. Su mayor logro.


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