Cuidado con los probióticos: algunos podrían causar el efecto totalmente contrario sin que te enteres

Cuidado con los probióticos: algunos podrían causar el efecto totalmente contrario sin que te enteres

Los probióticos son alimentos muy interesantes, ya que nos aportan muchos beneficios a distintos niveles, pero especialmente sobre el sistema digestivo. Sin embargo, solemos tratar todos los probióticos por igual y esa podría ser una mala idea, según el estudio que acaba de publicar en mBio un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

Han demostrado que dos cepas distintas de bacterias Lactobacillus cuyo mecanismo se pensaba que sería prácticamente el mismo generan efectos radicalmente opuestos al alimentar ratones con ellas. Una ayuda a combatir a la bacteria Clostridium difficile, conocida por causar enfermedades diarreicas que pueden llegar a ser muy graves en algunos casos. La otra, en cambio, no solo no combate a Clostridium, sino que le suministra alimento para que prolifere con más fuerza.

Es importante destacar de nuevo que el estudio se ha llevado a cabo en ratones. Puede que en humanos no ocurra lo mismo, por lo que es importante seguir investigando en esa línea. No obstante, si se confirma algo parecido, se demostraría que los probióticos deben elegirse a conciencia, ya que sus efectos pueden ser totalmente contraproducentes. No valdría cualquiera.

¿Qué son los probióticos?

Los probióticos son microorganismos que se consumen a través de la dieta y tienen un efecto positivo sobre nuestra salud, sobre todo a nivel digestivo. Normalmente se incorporan a nuestra microbiota intestinal. Es decir, esa población de microorganismos que crecen de forma natural en nuestro sistema digestivo. Hay microorganismos que pueden ser patógenos, otros neutros y otros beneficiosos. Lo importante es que estos últimos sean los más abundantes, ya que una de sus funciones es justamente combatir a los patógenos. Pero también pueden ayudarnos a llevar a cabo tareas como la digestión de los alimentos que comemos.

Los probióticos, por lo tanto, nos ayudan en todos esos sentidos. No debemos confundirlos con los prebióticos, ya que estos son sustancias que resultan beneficiosas para la microbiota que ya tenemos. Los probióticos directamente añaden más bacterias a esa microbiota.

¿Qué se ha descubierto en este estudio?

Los autores de este estudio probaron dos cepas de especies distintas de Lactobacillus: Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus gasseri Lg-36. Normalmente las bacterias del género Lactobacillus se consideran buenos probióticos, pero estos científicos observaron que puede que no siempre sea así.

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El estudio se ha realizado en ratones. Foto por Sandy Millar en Unsplash

Y es que, al alimentar los ratones con L. gasseri Lg-36, se vio que esta bacteria utiliza para su crecimiento los mismos recursos que C. difficile, por lo que compite con ella y la elimina para su propia supervivencia. En cambio, L. acidophilus descompone algunas proteínas, liberando aminoácidos que son beneficiosos para C.difficile. Los aminoácidos son los bloques que componen las bacterias. L. acidophilus no las descompone en busca de ningún tipo de mutualismo ni nada parecido con la bacteria patógena. Simplemente lo hace para su propia supervivencia. Hace lo mismo que la otra cepa de Lactobacillus. El problema es que una perjudica a Clostridium para su propia supervivencia y la otra la beneficia. Lógicamente, solo una es buena para la salud de los ratones.

Si esto pasa también en humanos, deberíamos dejar de considerar a todas las bacterias del género Lactobacillus como probióticos. Al menos una sería más perjudicial que beneficiosa. Pero aún no lo sabemos. De todos modos, esto es un aviso de que no debemos dejarnos llevar por cualquier reclamo publicitario que nos hable de probióticos. El yogur, el kéfir y otros alimentos ricos en probióticos son muy beneficiosos. Sin embargo, a veces nos encontramos con productos poco saludables a los que añaden unas pocas bacterias para disfrazarlos de beneficiosos. Lo han hecho incluso con el chocolate y, en el caso de los prebióticos, con refrescos de cola. Ahora sabemos que puede que ni siquiera sea un buen reclamo. Al fin y al cabo, podría ser que lo que se considera probiótico no lo sea siempre realmente. 


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