5 motivos por los que ‘The Witcher’ jamás funcionó para Netflix

5 motivos por los que ‘The Witcher’ jamás funcionó para Netflix

The Witcher llega a su cuarta y antepenúltima temporada con un peso en el ala: el de jamás haber cumplido las expectativas del público. Tampoco las de Netflix. De hecho, la serie, basada en el rico universo y longevo literario de Andrzej Sapkowski, estaba pensada para ser el inicio de una saga tan amplia y complicada como para cautivar a los fanáticos. Algo que sustentaba la popularidad de la versión para videoconsolas, convertido en uno de los juegos más populares de todos los tiempos. De modo que no había razones para suponer que una versión en formato serializado, podría también encontrar su lugar entre los seguidores leales del original.

Solo que jamás ocurrió. Estrenada en 2019 y protagonizada por Henry Cavill —fanático de hueso rojo de Andrzej Sapkowski — la serie siempre tuvo problemas que enfrentar. Peor aún, que jamás se solucionaron del todo. Por un lado, llevar a la televisión una mitología intricada, que bebe de todo tipo de culturas y regiones. Lo que suponía además, apartarse de otros universos de fantasía de la cultura pop para encontrar su propia identidad. Pero la creadora Lauren Schmidt Hissrich, tuvo reales inconvenientes para luchar contra el aire genérico de la producción.

Mucho más, cuando a medida que la serie se volvió más compleja, el guion hizo aguas en cuanto a coherencia y habilidad. También, en forma de contar su escenario. En los libros, el Continente en que sucede la acción es un vasto territorio en el que la magia es peligrosa. También, en el que monstruos de toda catadura habitan y son un riesgo con el cual hay que lidiar. Como si todo eso no fuera suficiente, además hay un intricado sistema político. Lo que convierte a parte de los libros en un complicado laberinto de traiciones y componendas.

Una adaptación poco fiel y sin profundidad

Henry Cavill, quien también interpreta a Superman, posa como Geralt en The Witcher,

La anterior combinación prometía que The Witcher tendría muchos giros en los cuales explorar, pero en realidad nunca logró hacerlo. Eso, a pesar de que Netflix produjo un spin-off precuela y un animado que indaga en el contexto de Geralt desde otro punto de vista. Pero ninguno de esos intentos tampoco tuvo el impacto que la plataforma esperaba. Algo que se convirtió en el principio del fin de la ahora, moribunda franquicia.

Pero lo cierto es que los problemas de la serie comenzaron bastante pronto. Y la mayoría tuvieron relación con la falta de fidelidad con el material original. Por supuesto, es previsible que el cambio de formato necesite algunos giros nuevos o, en cualquier caso, indagar de manera distinta en situaciones y personajes. Sin embargo el caso es que The Witcher falló al captar el espíritu de la saga literaria, famosa por su densidad, misterio y horror. 

Mucho ruido y pocas nueces en una saga genérica

Los tres protagonistas de The Witcher

Peor aún, el argumento de la serie de Netflix no parece explorar en los reales temas centrales de la historia. Muy en concreto, con la importante visión sobre el destinación y la predestinación. La trama de Netflix achaca todas las grandes relaciones entre los protagonistas y las situaciones que enfrentan a volteretas de la suerte o situaciones misteriosas que acaban por unirlos. En cambio, los libros, aunque ponen atención al dilema de un tipo de magia caprichosa, peligrosa y complicada que forma parte de la naturaleza del Continente, tienen más interés en las decisiones de sus personajes.

Por lo que Geralt, unido a la vida de Ciri (Freya Allan) por una serie de situaciones inexplicables, termina por tomar un rol paternal. Uno además, en que se añade el interés del brujo por cuidar de la joven y de mantenerla fuera de peligro. Uno de los puntos más interesantes de la saga, es su óptica pesimista sobre el futuro. Por lo que hace énfasis en que el esfuerzo de todos los personajes, está enfocado en tratar de sobrevivir a los horrores que les esperan. Algo que la serie diluye y convierte en una épica simplista sobre el hilo de enigmas que los vinculan a todos. 

Ninguna profundidad en la historia

The Witcher, temporada 3

Con múltiples clichés genéricos de fantasía, The Witcher dejó además fuera de su argumento, los críticos temas políticos y culturales que el original maneja. En la saga, Geralt, que es un brujo marginado, odiado y temido a partes iguales, debe superar como puede el rechazo del pueblo y la desconfianza de las élites poderosas. Además, luchar para hacer valer su sentido de la justicia y lograr hacer el bien, incluso cuando nadie se lo agradezca.

Y aunque la serie deja entrever a grandes rasgos esa situación, tiene más interés en mostrar a Geralt como un antihéroe en busca de redención. Por supuesto, también sus enormes habilidades, que se tradujeron en espléndidas escenas de batalla —al menos, en la primera temporada— y mucho horror mitológico. Pero el sutil entramado político de un Continente lleno de practicantes de magia corruptos y la mayoría de las veces, egoístas, quedó como un mero telón de fondo.

Mucho peor todavía: cuando la serie realmente decidió indagar en esos temas, los dejó a un lado para mostrar a los bandos en disputas como héroes y villanos. Una superficial visión de uno de los puntos más llamativos de la saga y que alejó a la adaptación de varios de sus momentos más interesantes. 

Ningún elemento mitológico destacable

Imágenes de la primera temporada de The Witcher
The Witcher, Anya Chalotra center, Betrayer Moon , Season 1, ep. 1043, aired Dec. 20, 2019. photo: Katalin Vermes / Netflix / Courtesy Everett Collection FSC:KV ACHTUNG AUFNAHMEDATUM GESCHÄTZT PUBLICATIONxINxGERxSUIxAUTxONLY Copyright: xNetflix/CourtesyxEverettxCollectionx TCDWITC ZX021

Para Netflix, The Witcher era una mina de oro en cuanto a lo que podía ofrecer. De hecho, se trataba de una historia larga en que la docenas de razas y peculiaridades de la fantasía se enfrentaban entre sí. Pero en lugar de aprovechar eso, la trama trivializó a los habitantes del Continente, en un intento —suponemos— de hacer la historia más consumible. 

Solo que el experimento no funcionó. Y no lo hizo porque despojada de todo lo que le hace especial, The Witcher se convirtió en una mala copia de universos mayores y mejor trabajados. De su necesidad de copiar el ambiente épico y trascendental de El Señor de los Anillos, hasta el tono adulto y corrupto de Juego de Tronos. La serie intentó encontrar su identidad, pero fracasó al lograrlo y el resultado, fue una mediocre combinación de clichés que no hicieron justicia al original.

THE WITCHER temporada 4 Netflix

A eso habría que sumar efectos visuales mediocres, actuaciones irregulares, un protagonista cada vez más descontento —y que fue muy vocal al respecto— y la progresiva decepción del público. Y aunque la primera temporada pareció correcta —sin más—, el resto se desplomaron lentamente en lo predecible y lo monótono. Algo que no ayudó a expandir el universo y que afectó a las historias derivadas, que pasaron desapercibidas. 

Henry Cavill abandona el barco

A pesar del relativo éxito de la primera temporada, a partir de la segunda fue evidente el malestar de Henry Cavill con la producción. A los frecuentes rumores sobre encontronazos en la saga de guionistas y con los productores, se unió su descontento por el punto de vista sobre la historia. En especial, cuando toda la serie parecía incapaz de unir conflictos confusos que sucedían de temporada en temporada sin orden ni sentido.

Cavill, fanático de los libros y el videojuego, intentó explorar en Geralt en consonancia con el desarrollo del personaje en el material original. Pero la respuesta de la sala de guionistas y el equipo creativo, fue hacer cada vez más violento al protagonista. Eso sin ahondar en los diversos conflictos territoriales, políticos, mágicos y hasta de genocidio que se extienden en el conflictivo Continente literario. El actor, incluso estuvo de acuerdo con las críticas de los fanáticos y los apoyó públicamente, lo que hizo más complicada la situación en el set de filmación. 

Para la segunda temporada el malestar creció y el fandom leal a la producción, apoyó los rumores constantes acerca de la incomodidad de Cavill. Por lo que para cuando la tercera comenzó la filmación y después, hubo la ruptura total entre el equipo detrás de cámara y el actor, los fanáticos le apoyaron. Algo que provocó el progresivo desencanto del público alrededor de la serie y que ha convertido a The Witcher en una saga destinada al fracaso, que ahora parece inevitable. 

Ningún interés para la historia

Para su cuarta temporada, The Witcher se enfrenta a la indiferencia total del público, una correcta pero corta campaña de promoción y el hecho de ser una historia caída en desgracia. La sustitución de Henry Cavill provocó aún mayor malestar y convirtió al próximo estreno de la antepenúltima entrega de la saga en una incógnita. ¿Podrá remontar los números mediocres de sintonía de la anterior?

Por ahora, sin apenas entusiasmo de crítica y prensa, una audiencia desencantada, la prueba de fuego de la serie — al menos para tener un final digno— está en manejar la decepción. Del público que jamás conectó ni tuvo mayor interés en la historia y en los fanáticos, que directamente abandonaron a la historia. Una situación precaria que convierte a The Witcher en uno de los grandes fracasos de Netflix a través de su trayectoria. 


Fuente original

Comments

No comments yet. Why don’t you start the discussion?

Deja un comentario