26 de años de ‘El proyecto de la bruja de Blair’, la película que demostró la importancia de Internet para el cine

26 de años de ‘El proyecto de la bruja de Blair’, la película que demostró la importancia de Internet para el cine

El fenómeno de El proyecto de la bruja de Blair comenzó como un experimento. Un año antes del estreno de la cinta en el Festival de Sundance en 1999, los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez decidieron crear una página web. En ella, contaban un supuesto suceso real, sobre 3 estudiantes de cine que, luego de aventurarse en un bosque de Maryland, desaparecieron sin dejar rastro.

El material incluía reportes de la policía, fotografía de las víctimas y hasta un cuidadoso reporte judicial, en que se indicaban los datos del suceso. También se indicaba que el material audiovisual que el trío había logrado grabar, se recuperó un año después y sería parte de una futura película. Semanas después, los incipientes foros de Internet, debatían sobre la veracidad de la historia.

Y seis meses antes del estreno de El proyecto de la bruja de Blair, ya la página y todos sus datos, se habían vuelto un fenómeno viral. Quizás, uno de los primeros registrados. Para el 23 de enero de 1999, día del estreno de la cinta en el Festival de Sundance, la estrategia dio sus frutos. La producción fue de las más comentadas en el circuito y un rotundo éxito de crítica. Sin la asistencia del elenco o datos ciertos, además el mito alrededor de la historia creció. Se hablaba de un metraje maldito, que recogía los últimos días de la vida de víctimas de un asesinato misterioso. Los directores se negaron a revelar mayor información. 

Cámara, luces y terror

Para el 30 de julio, día del estreno mundial de la película, la lenta preparación del evento cinematográfico, dio sus frutos. De inmediato, se convirtió en un suceso de taquilla y después, en una de las producciones más rentables de la historia del cine. Con una inversión de apenas $200,000, logró recaudar $248,6 millones. También, dar un nuevo giro, a un tipo de terror basado en la experimentación visual y de edición. Un logro a gran escala que terminó por abrir las puertas a un género inédito que todavía es exitoso: el found footage. También, un hito que convirtió a El proyecto de la bruja de Blair, en parte de la historia del entretenimiento. 

La cinta, grabada con todos los problemas del video doméstico, actores desconocidos y con una edición desordenada, sorprendió. En especial, porque justamente su cúmulo de aparentes errores, lograron transformar la historia en una experiencia auténtica, cercana y frontal. Con la página web convertida en una de las más visitadas de Internet y la cinta en cartelera, pronto el relato de los estudiantes desaparecidos estaba en todas partes. 

El dúo de directores — ambos reales estudiantes de cine — tomaron la decisión de mantener el secreto alrededor de la producción todo el tiempo posible. Por lo que limitaron a lo mínimo las apariciones de su elenco, formado por los debutantes Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael C. Williams. Al otro extremo, dedicaron tiempo e inversión a construir el mito de la bruja de Blair. Algo que incluyó añadir a la web, información sobre el pueblo ficticio de Blair, posteriormente renombrado como a Burkittsville y escenario de una serie de sucesos aterradores.

Una campaña publicitaria que sorprendió al mundo

La estrategia se compaginó con la apariencia misma de la película. Para su debut mundial, se incorporó una pequeña viñeta, que indicaba que el metraje era real y encontrado en el bosque de Maryland. La cinta no tenía banda sonora, solo usaba iluminación natural y sonido de ambiente. Además, la edición era cuidadosa y basada en lo que parecían largas grabaciones sin otro propósito que documentar. 

Con la producción en salas y los fanáticos escudriñando Internet en busca de información, El proyecto de la bruja de Blair era más que una película de terror. Era un experimento cultural que se extendió a todos los ámbitos. Hubo libros que recopilaban el material, folletos que se entregaban a mano en la puerta de los cines y debates exhaustivos. Y aunque posteriormente, el ingenioso truco se reveló — en especial, porque los actores se negaron a continuar ocultos — lo cierto es que la cinta, ya había dejado una huella indeleble. La de abrir la posibilidad de un tipo de cine de terror, capaz de combinar la experiencia terrorífica en pantalla con las vivencias del espectador. 

Un legado actual para ‘El proyecto de la bruja Blair’

A 26 años de su estreno, la cinta deja a su paso un amplio legado que todavía es notorio en el mundo cinematográfico. No solo impulsó a toda una generación de cineastas a innovar con la puesta en escena, grabación y edición, sino que demostró cómo usar internet como marketing de una forma ingeniosa. Gracias a El proyecto de la bruja de Blair, películas como la inclasificable Skinamarink (2022) y la saga Actividad paranormal, fueron posibles. Pero además, renovaron el concepto de terror hasta convertirlo en un evento cultural con su propio peso. 

Pero más allá de eso, esta reinterpretación del folk horror, llevada al estrato tecnológico, exploró en las inquietudes contemporáneas de una manera novedosa. La paranoia, la desconfianza por los estratos rurales e incluso, el simple escepticismo de una generación cínica.

Lo cierto es que la cinta mezcló la sensación perenne de acecho, la posibilidad de que el cine de terror rebasara el límite de lo ficticio. Mientras el fenómeno estuvo en su punto más alto, la posibilidad de que cámaras y micrófonos pudieran captar lo sobrenatural impresionó por sus posibilidades. Mucho más, marcó un antes y después en un tipo de cine pensado para el impacto. 

El cine experimental en su punto más alto

Claro está, El proyecto de la bruja de Blair, aunque pionero en muchas cosas, no fue la primera cinta en jugar con la posibilidad de hacer creer al espectador una mentira bien narrada. Ya en 1980, la terrorífica Holocausto Caníbal de Ruggero Deodato, exploraba en algo parecido al narrar la desaparición de un equipo de rodaje.

La trama seguía al grupo de personajes a través de un accidentado viaje por una región inhóspita y apartada del Amazonas, utilizaba la premisa del metraje encontrado. No obstante, la grabación fue realizada con equipos cinematográficos y sonido controlado.

Aun así el experimento, que incluyó dejar correr el rumor que había escenas reales entre las bárbaras visiones sobre canibalismo y ultraviolencia, pronto se volvió icónico. Y hasta peligroso: el director fue acusado en 1984, por el supuesto asesinato de un miembro del elenco en una de las escenas más polémicas de la cinta.  Finalmente, los cargos fueron desestimados, pero el precedente del trabajo de Deodato, sería esencial para comprender el fenómeno alrededor de El proyecto de la bruja de Blair.

Un experimento exitoso que marcó pauta

Pero El proyecto de la bruja de Blair no deseaba tanto escandalizar como aterrorizar. Por lo que copió la estética desordenada e incómoda de la telerrealidad — tan boga por la época — y el sentido que, cualquiera, podía grabar parte de la historia contemporánea para su premisa. Y el resultado fue impactante: la cámara de Heather parecía grabar paso a paso su camino hacia la muerte.

Ya fuera durante las largas caminatas, las noches heladas o la investigación torpe acerca de la presencia que los acechaba. La visión subjetiva, temblorosa e incómoda de la cinta, pareció pulverizar los límites entre el espectáculo en la sala y la experiencia del espectador. 

En la actualidad, la cinta todavía conserva parte de su innegable encanto de novedad imposible de imitar. Algo que las sucesivas — y fallidas — secuelas demostraron. No obstante, a pesar de todo, El proyecto de la bruja de Blair mostró las extensas y cada vez más complejas posibilidades del cine de terror. Un legado para el futuro que todavía brinda a la cinta su especial y singular relevancia. 


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